Eso de hablar sobre el machismo suele ser un tema
recurrente, especialmente cuando desde el lado del periodista de turno no hay
otra cosa mejor que llevarse al diente de la noticia. Y en ese momento
aparecen, siempre, los dos extremos, más que separados de mundos totalmente
opuestos.
Mientras, sin embargo, en el día a día, te desayunas, o
mejor dicho, comes o meriendas, especialmente por la hora televisiva, con
programas en el que jóvenes estudiantes de mujer florero adoran cuerpos
masculinos, hijos de gimnasio y pensando mal, de sustancias que muy
recomendables no deben de ser y este vecino del mundo cree que tampoco deben
de ser muy buenas para su cerebro . A ellos, dan la sensación, de que lo único
que buscan en ellas es la reafirmación a través de sus bocas de que están
divinos de la muerte.
Últimamente se ha puesto muy de moda, entre ellas, y en
programas televisivos, a cualquier hora, especialmente nocturnos, decir que les gustan los
hombres con un punto canalla. Entiéndase como tal a aquellos que les miran por
encima del hombro, no porque tengan la altura de John Wayne, que también tenía
su punto y más, especialmente en los personajes dirigidos por otro John, Ford, sino porque pueden ser tan cariñosos como el pulpo Paul, al elegir la
bola del equipo ganador. Y porque se hacen los duros a la hora de
estar con ellas, dicho de otra manera, se acercan cuando el punto de la tercera
copa exacerba la necesidad de tener una mano femenina cercana.
Y es que machismo en nuestro país hay, y mucho, pero
muchas veces disfrazado de modernidad feminista. Cuántas veces hemos visto que
cuando un hombre juega con dos mujeres a la vez, éstas en lugar de olvidarse,
ambas de él, por “capullo”, sin ir más
lejos estos días en “Gran Hermano”, en la figura del figura de Omar, batiendo todo tipo de cifras de audiencia, y
por no saber valorar ni respetar a una mujer, como única, se tiran los trastos
a la cabeza, y se ponen verdes entre ellas, mientras él se va de rositas, o muy
probablemente hacia una tercera.
Muchas veces es la semántica la que nos escamotea realidades,
y detrás de un canalla ( según la definición de la R.A.E., vulgarmente “persona
despreciable y de malos procederes”) se esconden actitudes
machistas, la mayoría de las veces escondidas detrás de una tableta de
chocolate con olor a sudor.
Ya se sabe que el chocolate en sí mismo tiene sus defensores
y detractores. Y sea como fuere, si te gusta el chocolate, y no puedes evitar
su consumo, es mejor siempre en cantidades muy pequeñas, … como al canalla.
*FOTO: DE LA RED