Ayer me ocurrió uno de esos
momentos adorables para un cinéfilo.
Empiezas a ver una película sin la menor
aspiración, ver por ver, en cualquier canal de televisión, y a medida que te adentras en el argumento, vas
disfrutando, y sin parpadear, llegas al final en el que te cambia toda la
perspectiva.
Me explico. Ayer estaba
viendo uno de esos canales de pago, concretamente AMD, porque ya estaba un
poco saturado de coloquios-debates-show-teatralizados que otras cadenas ofrecían.
La película se titula “Recuerdame”, rodada en 2010, y para este vecino del mundo, al menos, pasó desapercibida en el momento de su estreno. Y la verdad es que, una vez vista, para bien o para mal, ya que de todo hay en la viña del Señor, hace honor a su nombre.
En realidad, bajo la zanahoria de un
comienzo con un asesinato dentro, y un salto de tiempo, lo que vamos a encontrar es una historia de amor,
entre dos jóvenes rebeldes muy a su manera, porque la rebeldía de uno no
coincide con la del otro.
Los protagonistas son
Robert
Pattinson, alejado de cuellos y mordiscos crepusculares, y una adorable Emilie de Ravin, más conocida por varias series de
televisión.
Con Robert Pattinson me
ocurre como con Johnny Depp, que confirmo su calidad
interpretativa, pero cada vez que le veo en algún estreno, me da la sensación de
que se ha llevado la tarea a casa, y aparece con la misma pinta de guarrete, y
en el caso del Señor Pattinson, con las mismas ojeras que en el cine hubiera
atribuido a algún experto maquillador.
Bajo la historia de amor de
dos seres sufridores y rebeldes, que al espectador muy maduro, sin duda, le traerán a la mente un James Dean, pero sin estar constantemente mirando al suelo, iremos viendo cómo en lugar de unirse en la
incomprensión y en la derrota, van aprendiendo primero a sobrevivir, y luego a
vivir con lo que les toca.
El director es un desconocido, para la gran mayoría, Allen Coulter, un director proveniente del mundo del teatro y de las series de televisión.
Rodeados de unos secundarios
de lujo, Chris Cooper, (como el policía y padre sufridor de la protagonista),
Lena Olin (sonriente y comprensiva madre del personaje de Robert Pattinson), y un inesperado Pierce Brosnan, una especie de
villano con traje al que es imposible redimir sin desvelar un final que te dará
nuevas miras hacia un lado que hasta ese momento no habías tenido en
cuenta. Y en cierta manera, sin embargo, te lo habían estado sugiriendo en varios comentarios
en off del protagonista.
No se debería olvidar a una
impagable Ruby Jerins, la pequeña hermana del protagonista, una
niña prodigio llena de sufrimiento por el hecho de saber demasiado, en todos
los sentidos, y no encontrar su papel en una familia desestructurada.
Lo importante es lo que no
se dice, los silencios. Real como la vida misma, porque cuando coges una
historia ya empezada, no hay un guionista que te cuente la historia. La vas “leyendo” en
pequeños detalles.
Con esta película, para una
gran mayoría puede ocurrir como cuando haces una encuesta sobre la televisión que ves, y sale ganador los
documentales de la 2. Un gran sector dirá que es una película ñoña, pero tras
el final de la misma, tu conciencia te hará que mires la vida desde otro punto
de vista.
*FOTO: DE LA RED