Hay gente que para encontrarse con su “yo”, necesita crear
un ambiente propicio, e incluso irse a algún sitio remoto, que, dicho sea de
paso, le puede costar un potosí. Y en lugar de recordar, quiere olvidar la
factura y lo que le llevó a ello.
Por la época que estamos viviendo, hay que amoldarse como
el camaleón a los vientos que corren, y hoy el ambiente propicio, si se
necesita, hay que saber encontrarlo en tu hábitat diario.
Hoy me ha tocado sesión de plancha, y he de confesar que ha
sido un buen momento para, entre prenda y prenda, elevarme a las más altas
cumbres.
Primero piensas en los ancestros de la persona que te ha
fallado para que te hayas visto abocado a hacerlo tú mismo, pero tras este
ramalazo egoísta, y entre humo y humo de la plancha en cuestión, se va creando
una especie de tugurio mental donde corre el opio y el olvido, y entre arruga
que borras y jersey que doblas, tu mente amodorrada, va destilando todo tipo de
recuerdos, quizás sin orden ni concierto, pero va creando una especie de puzle
desmontado, pero con todas las piezas que te preocupan. Es cuestión de ir
ordenándolas, comprobando las aristas comunes, y que te van permitiendo el ir
colocándolas unas con otras, y haciendo
una lectura, digamos que global.
Si llega a manos
de un psicólogo este post de hoy, cualquier día y tras mantener tumbado
en la camilla al paciente correspondiente, le dirá que ya vale de estar tumbado, y que hay que enfrentarse a los miedos. Y
para ello tendrá preparado al efecto una buena ración de ropa para que la vaya
planchando, mientras comienza a sonar en la sala, una música taimada y
sugerente.
Por experiencia y mientras planchaba hoy, le he quitado
las arrugas a la funde de la almohada Rajoy, que dicho sea de paso está
bastante ajada, y pidiendo recambio, y especialmente a Ruiz-Gallardón, intentando que le
desaparezcan esas arrugas disonantes en cuanto a la cuestión del aborto, y que
no concuerdan con la realidad actual.
Mientras intentaba planchar una sábana Cospedal,
he comprobado lo deshilachada que estaba, y aunque en apariencia nueva y cara,
en realidad está pasada de moda, siendo una burda imitación del ajuar de una
mujer bien preparada, pero solo en apariencia diferida.
Ya para terminar, y al relacionar parte de la ropa con el
hoy todavía gobierno, he dejado el montón correspondiente, en el balcón, para
que se airee un poco, e incluso si coge pulmonía no importa, porque así probará
en primera mano, lo que han repercutido los recortes en la atención
hospitalaria.
*CUADRO: PLANCHANDO, PINTURA HIPERREALISTA CESAR SANTOS.