Estos días pasados se
nos ha dicho hasta la saciedad que el número de millonarios en España se
quintuplica en los últimos nueve años.
Para que luego sigan
diciendo que Estados Unidos es la tierra de las oportunidades. Habrá que
quedarse aquí, y a lo mejor, por esas cosas del destino, o por mera
aproximación, algún día nos toca a nosotros. Más que por persistentes, como
diría ese filósofo de la vida que es José Mota, por “cansinos”.
Y todavía los
políticos se estarán preguntando a quién habrá que subir los impuestos.
¿Qué
tal un impuesto al millonario y millonaria? Además sería como un
reconocimiento oficial a su estatus, “un impuesto que no se pone a cualquiera”,
un espaldarazo, una especie de premio “posh” (“pijo”) al millonario reconocido
y no solamente presunto.
Por otro lado, que
todos estén tranquilos porque según un estudio que se ha dado a conocer en
Euskadi, se prevé que en el futuro se
recortará la diferencia entre el salario del hombre y la mujer. Pero no echemos
las campanas al vuelo, porque no es que se va a acortar la diferencia porque
las mujeres van a ganar más, sino que se va a recortar el salario de los
trabajadores varones. Y es que para que siga subiendo el número de millonarios de algún
lado deben de salir los cuartos.
Son este tipo de
reflexiones las que no me dejan vivir una jubilación que no es que sea dorada, sino
que como en la mayoría de los temas de hoy en día, al final siempre llegas a la
conclusión de “virgencita que me quede como estoy” porque conoces a unos
cuantos, bastantes además, que están peor que tú.
Antes de terminar
estas consideraciones de andar por casa, o reflexiones en zapatillas, recuerdo
también que este vecino del mundo ya ha visto, hace unos tres días, el primer anuncio
navideño de este año, que no es original, sino que ya viene de las navidades
pasadas: los paquetes cantarines de Amazón.
Hasta las grandes
compañías, por muy americanas que sean, se reciclan, por aquello de ahorrar
gastos. Al final, va a ser verdad la reflexión con la que comenzábamos el post
de hoy: Habrá que quedarse en España como tierra de las oportunidades, o simplemente
porque como ya estamos aquí, nos va a salir más barato, o menos complejo, como hubiera dicho mi madre, “irnos con la música a otra parte…”
*FOTO: DE LA RED