He oído hoy en la radio que los españoles que tenemos
mascota nos gastamos una media de 1200 euros al año en ellos.
En nuestro caso (y
no estoy hablando mayestáticamente, sino que en cuestión de mascotas al
pertenecer al núcleo familiar, debo de hablar como uno más de la familia) sí
creo que sea el caso ahora. También hay que destacar que “Afgano”, del que ya
he hablado más de una vez en este blog, es un bichón frisé, que ya tiene diez
años, y hace tiempo que comenzó con sus achaques. Durante años, aunque
la que lleva la contabilidad de eso, como de casi todo, es La Nuri, mi sufrida,
yo creo que habrá sido menos.
De todas maneras, y relacionado con este asunto es muy difícil
hablar para los que no tienen una mascota, y no entienden cómo se les puede
querer tanto, y sentir lo que se siente por ellos.
En nuestro caso, por cierto, el traerle fue un asunto muy meditado, como debiera de ser siempre, incluso la elección de la raza no fue al azar porque queríamos que nuestro “chucho”
tuviera unas determinadas características, no físicas, sino que digamos que
psicológicas, como sociable y responsable. Y por nuestra parte, también aceptamos
una serie de compromisos, para repartirnos los diferentes horarios de pasear
con el perro.
Acabo de hablar con La Nuri, y mientras a mí me parecía
que los 1200 euros de marras los situaba más hacia la vejez de “Afgano”, ella
me ha dicho que esa cantidad de dinero
nos hemos gastado, más o menos, en cualquier época de él.
También hay que aclarar que hay propietarios y
propietarios, y diferentes mantenimientos de la mascota, y no es dicho desde la
crítica sino de la realidad del día a día. Por ejemplo, hay gente que mantiene
a su perro, o gato, dándole sus sobras. Nosotros siempre le hemos dado
comida específica para su raza y condición, y recomendada por su veterinario.
La Nuri siempre ha creído, y no le falta razón, que
tener un perro, por ejemplo, y que se me entienda, es tener siempre un niño,
con sus cuidados, por ejemplo sus vacunas.
Comprendo también que hay todo tipo de comportamientos y
de opiniones. Y que a aquel que igual le parece mucho gastarse ese dinero
anualmente en una mascota, y que además se ría de ello, quizás, no se dé cuenta
que él, o ella, puede tener "otro tipo de mascota o sustituto", como es el mantenimiento de
su coche. Porque también hay quién en lugar de que el coche viva para él, él
vive para el coche. Y tampoco es una crítica, sino la vida diaria.
Siempre he pensado y practicado eso de “vive y deja vivir”.
Y si a unos nos da por cuidar mascotas e incluso de llenarles de mimos, pues bien, y si a
otros les da por tener el coche tan cuidado que parece recién salido de la
fábrica y sólo le falta la pegatina del precio, pues bien también por él.
Ahora mismo he recordado el caso de mi madre, uno
de aquell@s niñ@s de la guerra, que fueron llevados en su caso a Francia, y que
hubiera valido, sin apenas estudios pero nunca tonta, como buena ministra de
economía.
Nunca se le ha escapado nada y controlaba cada artículo a comprar en “su”
casa. Pero siempre tuvo, ha tenido, un deseo, una aspiración, y cuando pudo se
compró uno de esos relojes de pared, con su correspondiente “Tempus fugit”.
Cada vez que daba las horas, la sonoridad de la casa no distaría mucho de la que
se pudiera conseguir en El Vaticano, y ella, mi madre, siempre pequeñita,
parecía crecer, o levitar, un palmo.
Lo dicho, vive y deja vivir.
*FOTO: DE LA RED