Si no fuera porque es perjudicial para ellos mismos, hay
partidos políticos que son dignos de mención por la capacidad que tienen de auto-flagelarse.
Ahora que tanto el Partido Popular está más que
confundido con qué hacer con Cristina Cifuentes, si regalarle un bosque para
que se pierda o una colección completa de todos los masters que se ofrecen en
España, y que Ciudadanos no sabe si dar un beso a Pedro Sánchez o dilapidar al
P.P., a Pablo Iglesias le han entrado unas ganas terribles de disfrazarse de un Charles Bronson de
finales de los setenta como cuidador de la ley dentro de su partido y les
amenaza, o mejor amenaza a un Errejón que intenta remontar su vuelo con un “Tonterías
las justas” ahora que comienza a calentarse el fogón de las primarias de Podemos en Madrid.
Si el Clint Eastwood de Harry El sucio acojonaba apuntándote
con una Magnum y su “alégrame el dia”, lo de Pablo Iglesias es más de profesor
de barrio intentando poner orden en la clase, por cierto sin nada de clase.
Ahora que va a ser
padre parece que está intentando poner orden entre los suyos, porque el
partido, eso dice él, es de todos, pero especialmente de él. Y si antes decía
que él de ir iba con sus afines, ahora
dónde dije digo, le dice a Errejón que primero vas tú, y más tarde ya te
llenaremos las listas con gente que nos convenga.
.
En realidad, ahora le está haciendo a Errejón y los
suyos, lo mismo que intentó hacerle a Pedro Sánchez al intentar estudiar un
tripartito: Yo colocó a los míos en los principales ministerios primero, y
luego si eso, ya nos ponemos de acuerdo.
Para ser un auténtico líder de izquierdas, derechas o centro, es imprescindible ir aprendiendo constantemente, y el Señor Iglesias en el ajedrez de la política repite movimientos y desperdicia oportunidades.
*FOTO: DE LA RED