Oído ayer a última hora en la farmacia de al lado:
-Señora, le digo una vez más que FORCADELL no es una
marca de laxante, o como dice usted no es de ayuda para hacer de cuerpo. ¿Quién
le ha dado ese nombre?
-No, hoy he oído en la radio que una señora ha tenido que
verse con un juez y que casi se hace de todo encima, y luego he entendido algo de FORCADELL, y me
ha parecido creer que era el nombre del medicamento que había tomado.
-Pues me temo – le contesta el farmacéutico todavía
asombrado – que si “eso” fuera un medicamento en estos momentos se cotiza a
unos 150.000 Euros.
Por la manera de hablar y comportarse la señora en
cuestión, a este vecino del mundo le recordó mucho a la Señora Rosario, la
vecina del segundo, que no baja de los setenta, y que cada vez que coge el
carrito de la compra dice que va al “club”.
Un día, en el que me pareció que
podía estar perdiendo un poco el norte, le pregunté "¿Club de qué?", a lo que me
respondió que en realidad iba al supermercado, pero que como allí siempre
coinciden varias señoras, y hablan un buen rato entre estantería y estantería,
ella le ha bautizado con ese nombre. En ese momento descubrí que Doña Rosario,
de perder la cabeza nada de nada. Era poseedora de un finísimo sentido del
humor mezclado con una ironía a prueba de bomba. Y que siempre se despedía
diciendo eso de “…Deja, deja, que tengo
un poco de prisa”.
Estaba en esas cuando ya, habiendo sido atendido, me dirigía
a la salida de la farmacia. En ese momento, la Señora del Forcadell con su
carrito comenzó a hacer mi recorrido, mientras se despedía con una
cantilena que de conocida para mí, me sorprendió:-Deja, deja, que tengo un poco
de prisa.
En ese mismo momento, y sin mirar a la señora, porque
sentía que ya nunca la iba a olvidar, comprendí que acababa de conocer a otra
miembro del club de Rosario. Y si no era la Presidenta, seguro que era su mano derecha.
La vejez, en teoría, te hace más lento, pero la experiencia
y el déjà vu de casi todo, te permiten que mientras los demás vamos, personas
como las Señoras del Club, vuelven desde nuestra confusión a la luz de su
sabiduría.
*FOTO: DE LA RED