Que el lenguaje va
evolucionando a la vez que los usos y costumbres es un hecho, y por eso algunas veces es digno de evaluar nuestro
estado actual en cuanto a PERSONAS, así en mayúsculas, mediante los “indicios”
que nos va dando ese mismo lenguaje.
Este vecino del mundo lleva
ya un cierto empacho de esa famosa frase, digna de nuestros días, que es: “Es lo
que hay”. Porque detrás de ella siempre se esconde alguna persona afectada
por otra que en realidad ha hecho lo que le ha venido en gana. Esta frase se
mueve en el mismo contexto de otra también muy usada en nuestros días, “Yo soy
así”. Ambas frases son una especie de salvoconducto a hacer lo que
verdaderamente a uno le viene en gana,
pero eso sí lanzando la culpa a la otra persona por ser un tiquismiquis,
un quejica, o un egoísta. Son una especie de comodín tras el cual se puede
escudar todo tipo de comportamiento.
En el contexto de la
política actual nos podemos imaginar a una Angela Merkel diciendo al Primer
Ministro de Grecia, Alexis Tsipras, en plenas negociaciones como están ahora,
ese famoso “Es lo que hay”, y si al dirigente griego se le ocurriera contestar
con un “Yo soy así”, se juntarían el hambre con las ganas de comer, y nunca
mejor dicho en Grecia ahora, y pudieran entrar en un bucle en el que se
enquistaran los problemas.
Si a las personas se les
publicitara utilizando los mismo términos que para vender un coche, se diría
que ahora venimos equipados de serie con
un kit para afrontar los problemas haciendo lo que nos viene en gana sin
importarnos terceros, y no con otro sistema capaz de discernir el lugar de cada
uno, y hasta dónde se puede llegar sin ofender ni invadir la vida del otro.
Y todo ésto es lo que se
vende cada día en muchos programas de televisión de máxima audiencia, llenos de
chonis, y macarras de discoteca, y lo triste es que ya ni parpadeamos, porque
por medio de repetir comportamientos, se van convirtiendo en comportamientos
abusivos “normales”.
¿Es lo que hay?
Pues es más bien poco y de mala calidad.
¿Yo soy así? Y no te da vergüenza
El problema de ese tipo de
frases es que chocan con personas bien educadas que se callan para que la
confrontación no llegue a un límite. El agresor no te toma ni por bien educado
ni por buena persona, sino por tonto, y si cuela una cosa, colarán veinte mil.
Si es lo que hay, hay más
bien poco, y mal avenido.
*FOTO: FOTOGRAMA DE "JAMÓN, JAMÓN"