Con todos esos cambios, en apenas horas, de empresas
famosas, catalanas de origen, que están llevando la sede social fuera de Cataluña,
que todos estén tranquilos que por ahora al menos, y aunque no tenemos la suerte
de ser catalanes, la sede de A TROCHE Y MOCHE no cambia de lugar. Bastante tenemos
con quedarnos como estamos en ese
derroche de piso que sobrepasa los cincuenta metros cuadrados, y que para
aquella ministra que abogaba por pisos de 30 m2 para parejas jóvenes, hubiera
sido toda una provocación al despilfarro.
Lo de estos días, con los independentistas, saltando de
alegría, pero sin que se note alrededor, sin tomar determinaciones drásticas,
de esas de bisturí, tiene mucho de morbo .
¿Cuál va a ser su siguiente paso? Es
que una vez de haber llegado al precipicio, se encuentran que se les ha
olvidado la red. Y que “estar contra todo”, destruir, es mucho más fácil que
dar trigo. Recordando, los más viejos del lugar, aquella célebre frase de los
años setenta “contra Franco estábamos mejor”.
¿No hubiera sido más fácil que los empresarios hubieran
mostrado su colmillo, su fuerza, su músculo, hace mucho?
¡Ah!, Quizás se nos olvidaba desde este blog,
que una de las primeras reglas, no escrita por supuesto, del capitalismo es esa
de que “la empresa nos tiene que dar muchos millones, pero nosotros, los
propietarios, siempre tenemos que estar llorando, para que nadie nos pida nada,
y mucho menos el trabajador que siempre tiene que tener la sensación de que en
cualquier momento es prescindible, especialmente si empieza a pedir aumento de
salario…”
Al final, lo de los independentistas va a ser como esos
niños que van con sus padres a un sitio público, y que molestan con sus gritos
y malos modos a todos, menos al parecer, a sus progenitores, que se hacen los
suecos a la hora de poner orden. Y si alguien les dice algo a los “benditos”, sus padres arremeten contra el quejica. Pero,
eso sí, cuando ya llega a casa toda la “troupe”, les dicen que ya está bien, que
dejen de molestar, que ahora ya les están poniendo la cabeza a ellos como un
bombo. Por aquello de, y con perdón, la mierda compartida es menos mierda.
Este vecino del mundo está deseando, dentro de apenas
unas semanas ya, ver los anuncios navideños de empresas como “Codorniú” o “Freixenet”. Podrían ser toda una proclamación de intenciones.
Con el mero fin de imaginar, y terminar al menos con una
sonrisa el post de hoy, Codorníu, que siempre es mucho de mostrar paisajes
aéreos entre dos luces, quizás, este año le dé por reflejar, en unas tomas
imposibles, cómo las aguas del Mediterráneo llegan, por ejemplo, hasta Teruel.
O a ese niño de Freixenet, este año tal vez le dé por aprender a bailar el
chotis mientras, quizás como fichaje estrella, el Señor Montoro nos toca… el
organillo.
¡Vivir para ver!
*FOTO: DE LA RED