¡Es terrible! Eso de hacer
obras en casa siempre es un engorro, y especialmente si las hace el vecino, que
ni te ha informado ni nada, y de un momento a otro, pareces Charlton Heston, versión
decrépita, más incluso que él mismo en aquella película de los años setenta,
“Terremoto”, que publicitaba el sensurround, como una maravilla de sonido que
te hacía sentir las bondades, si las hubiera, de un magnífico terremoto, y sólo
por el precio de una entrada.
Pues llevamos varios días, en nuestra casa, sufriendo las molestias de las obras de un vecino, que nos hacen recordar que
aquellas promesas de nuestra casa soñada y deseada, y que se vendía como una
construcción sólida y para siempre, nos revela que en realidad, deberíamos de
andar con cuidado en qué pensamos, porque los muros deben ser tan livianos que, sin duda, se deben de oír hasta nuestros pensamientos. Y los míos al menos, desde
los ruiditos del vecino, no son publicables.
Este vecino del mundo cree, que si el vecino en obras está naturalmente en su derecho de hacer de su casa
un castillo, por lo menos como futuro noble podía habernos avisado de las
posibles molestias. No era vinculante, pero si aconsejable al menos unas
palabras de aviso y de comprensión. Me estoy continuamente
acordándo del Señor Gila y de su frase: Si no sabe soportar una broma, márchese
del pueblo; y esperemos, cuando menos, que la broma del ruido no se haga crónica…
Acabo de salir con Afgano,
mi bichón frisé, para airearme un poco, y alejarme de ese ruido que pudiera llegar a ser insufrible, e intentar con ese descanso
que no deje huella en mi ADN.
Hace ya tiempo que llegué a la conclusión de que son
los perros quienes sacan a sus amos a pasear. En gran parte de las poblaciones,
por no decir en todas, los ayuntamientos, mediante los bandos municipales suelen hacer saber que los perros tienen que ir atados. Sería deseable que en próximos bandos se sugiriera la necesidad de que
los propietarios se saludaran entre sí, más que nada para mostrar la misma educación
que seguro ya tienen sus mascotas, y para demostrar, además, que el amo del perro con el
que el suyo acaba de hacer buenas migas no es invisible.
Afgano se ha encontrado, en
su recorrido de ahora mismo, con seis perros, y tan solo dos de sus propietarios
han intercambiado un saludo con este vecino del mundo, quien ya había llegado a
la conclusión antes de que le saludaran por primera vez que el ruido de la obra, para colmo de males, le había debido convertir también en invisible.
Luego, en las redes
sociales, somos todos intachables y afeamos la conducta de los demás, pero cuando salimos con nuestras mascotas,
la mayoría de las veces, ella, la mascota, es mucho más educada; aprovechandonos, además, de que como dice esa famosa frase, ella nunca nos abandonaría,
porque en muchos de los casos, el supuesto animal irracional es mucho más
educado y agradecido que el animal de dos patas que va a su lado, y que,
además, cree que tiene mando en plaza…¡Una auténtica injusticia!
*FOTO: DE LA RED