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viernes, 17 de enero de 2020

CONSPIRACIÓN A LA ESPAÑOLA



Aunque ocurra, cada vez es más difícil que el destino te cause una mala pasada.

Ayer estaba dando un paseo cuando un ruidito en la muñeca, mi "smartwatch", o reloj inteligente, me avisaba de que me había llegado un aviso al móvil. Y como si de un juego encadenado se tratara, para encontrar un tesoro, un mensaje me decía que al día siguiente, en el pueblo en el que estaba, y que estoy todavía, sufriría una diferencia, a la baja, de 9 grados.

¿Velan por nosotros? Yo no diría tanto, sino que nos espían, que no es lo mismo.

Siempre he oído eso de que a través de todos los dispositivos que tienes a tu alrededor van controlando tus actos, e incluido tus conversaciones, y como mínimo lo utilizan para "afinar" la publicidad con la que te quieren “rodear”.

Sea como fuere, hace unos días me ha ocurrido algo que como mínimo me ha reforzado más en esa teoría de la conspiración, que como mínimo me ha dado qué pensar.

Creo que fue el Día de los Reyes Magos, y fabulando sobre viajes fantásticos, estuvimos en casa hablando de Islas Galápagos, terreno perteneciente a Ecuador. Dos días después, llamenlo casualidad, recibí publicidad de una agencia de viajes que siempre me envía información, y que el único viaje que me ofertaba era, efectivamente, a Islas Galápagos.

Ya dije en casa, en tono de broma, que a partir de ahora tenemos que hablar de lo jodidos que andamos para llegar a final de mes, por si algún alma caritativa nos sorprende, y mucho, con algún cheque, que patrocinando algo, nos saca de pobres aunque sea cinco minutos.

Desde ese día, hace unos tres o cuatro, tengo la sensación de que estoy participando en algún programa de cámara oculta, y espero al menos, que no me ocurra aquella especie de leyenda urbana, o bulo, que se dijo en su momento sobre “Sorpresa, sorpresa”, Ricky Martin, la mermelada  y el perro.  Aunque bien pensado, y modernizando el hecho con personajes actuales, no me importaría que me invitaran, por ejemplo, a la entrega de los Oscar este año, para así poder celebrar junto a Antonio Banderas, ese premio que tanto se merece, y que muy lejano se antoja por un Joaquín Phoenix en estado de Joker

Ahora solo me queda leer este texto en alto, porque los espías electrónicos por ahora parece que saben escuchar, pero no leer.

*FOTO: DE LA RED