Hay momentos en el que el mundo es de los valientes, y
que aunque no sea ni el 7 de Julio, ni Sanfermines, hay que coger al toro por
los cuernos, y dar un paso adelante, aunque si razonaras, quizás, tuvieras más
que perder que lo que ganes en el intento.
Tengo la sensación de que en este “post” he comenzado la
casa por la ventana. Es decir, primero este vecino ha sacado lo que le salía de
las vísceras, para luego intentar explicar el por qué de sus palabras, pero no quería en ninguno de
los casos el dejar que se perdieran los sentimientos.
Por esas casualidades de la vida, uno empieza buscando
por internet algo, y se pierde, o quizás simplemente eso que se ha dado en
llamar el destino le hace llegar a otro lado, que ni siquiera estaba
buscando.
Hace unos momentos he encontrado un vídeo, el que
encabeza este artículo, sobre un
discurso de la actriz canadiense Ellen Page, que la gran mayoría del público conocerá por su papel en “Juno”. Por lo que este vecino ha deducido del contexto, sino
es el 14 de Febrero, día de San Valentín, es de pocos días antes, durante un
discurso ante la organización de Derechos Humanos en Las Vegas.
Lo fácil sería decir que en este discurso la famosa
actriz sale del armario, pero es que es algo más que todo eso, o incluso el
armario como tal sería apreciado, por sus formas, por cualquier anticuario que
se precie. En tan solo ocho minutos, y solo lo he querido ver una vez antes de
escribir, para hablar de impresiones que a este vecino le han salido del
corazón sin pasar por el cerebro, porque quizás en el cerebro resida también el
razonamiento, y eso pueda desvirtuar toda una declaración, de intenciones y de
vida, de una persona, que es famosa, pero que eso es accidental, y solo es un ser humano relacionándose con los demás, en una búsqueda del corazón de las otras
personas.
Ni que decir tiene, que aunque ya todos nos demos de
modernos y de vuelta de todo, una persona, en este caso Ellen Page, que en
cierta forma vive de su imagen tiene más que perder que ganar, al hacerse
una autopsia de su alma delante de todos, porque ahora con una cámara ya estás
en todo el mundo.
Imágenes como la de esta actriz luchando con su palabra
por un futuro mejor, hacen a este vecino emocionarse al comprobar que el mundo
puede ser más bonito con personas como ella que merecen la pena, y además, por
su edad, acaba de cumplir veintisiete años, son todavía el futuro.
Este tipo de discursos son siempre para oírlos dos veces,
porque la primera vez la emoción te embarga, y da gusto comprobar que en los
tiempos en que vivimos, se pueda utilizar “embargar” en otra de sus acepciones.
Por cierto, no sé vosotros, pero yo voy a oír ese
discurso, o esa bondad hecha palabras otra vez. Hasta mañana si me he
recuperado.
*VIDEO: DE LA RED