Ayer estuve con Alejandro Sanz. Lo recuerdo como algo especial. En realidad ya solo tengo un cúmulo de imágenes en blanco y negro con una saturación de blancos. Imágenes de corta duración que se agolpan en mi retina y en mi corazón.
Aunque ha atravesado épocas en que físicamente se le ha solido ver tocado, ahora estaba pletórico en todas sus facetas, y es que cuando el corazón sentimentalmente hablando funciona bien, eso revierte en todo.
Me estaban llamando desde la cocina y no tuve más remedio que dejar al Señor Sanz que precisamente estaba preparando una gran mesa para muchos de sus amigos, para encabezar la nuestra para sólo tres, ya que alguno de sus miembros tiene la suerte de trabajar.
Les comenté que acababa de llegar de Miami, de un Miami en blanco y negro, pero que menos da una piedra. De todas maneras, como lo importante es la compañía, ésta había sido esplendida.
Mientras comía recordé que nuestra amistad había empezado hace apenas media hora viendo un reportaje del cantante en el que se veía su evolución desde ser un desconocido, a tener grandes éxitos en las listas de venta, y millones de discos vendidos.
Y me puse a pensar en la importancia de los medios en todo esto. De no conocer a alguien a estar comiendo virtualmente con él, los medios de comunicación tienen mucho que ver con eso.
Antes, en la Bíblia, si alguien tenía una inspiración, un contacto, hablabas con Dios, que en realidad era el único que te podía ayudar, y se arreglaban las cosas.
Ahora, o Dios está muy ocupado, o se avergüenza de todos nosotros, que también pudiera ser, el caso es que soñamos con aquellos que están por encima nuestro, y que en realidad son las estrellas de nuestro firmamento.
Partiendo de esta hipótesis, de un universo formado en los medios de comunicación, no hará falta preguntarse dónde se encuentran los infiernos, lo negativo a lo positivo, porque todas las papeletas las tienen la clase política, porque nos recuerdan siempre que somos nosotros los que tenemos la culpa de todo, y constantemente tenemos que pagar más y más impuestos, y quizás éste sea el verdadero infierno, estar pagando los errores de otros, mientras ellos, los políticos, para lo único que se ponen de acuerdo es para subirse los sueldos.
El pueblo llano, está con “el corazón partío”, y a mí, al menos, me queda el consuelo de haber conocido al compositor de este gran himno de los perdedores, y la verdad es que me ha caído muy bien. Espero verle pronto, y que sea en esta vida por favor.
*FOTO: DE LA RED