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martes, 8 de abril de 2014

EL APRENDIZ DE PETER PAN

No hay como un paseo por el campo para templar los ánimos, para ver la vida, con sus problemas, de otra manera. Y cuando este vecino se refiere al campo no es perderse por tierras que no están ni contempladas en el mapa, acompañado solo por una brújula y una cantimplora, sino que en este caso, y dado de que se encuentra en Ortuella, en el lado vizcaíno de su  vida a caballo de dos provincias, Guipúzcoa y Vizcaya, con solo andar una hora, uno se encuentra alejado de todo, al menos de su todo, que en realidad es muy poquito. Y quizás la vida es eso, una pura contradicción, hablar de todo cuando cada vez se tiene menos.
Habrá otras historias más interesantes, seguro, pero en el libro de tu vida, eres el protagonista, y has aprendido con los años, que quizás lo importante son los capítulos en sí, y que hay que vivirlos, cada uno de ellos, como si fuera el último, porque no sabes, en realidad, si de verdad lo será.
Estaba en ésas el vecino en el paseo de hoy, cuando ha visto a un niño, de poco más de un año, en esa época en que los niños andan marcando mucho los pasos y que parece que en cualquier momento se pueden caer, porque no saben qué hacer con su trasero, y les da problemas para guardar el equilibrio, cuando de repente ha “descubierto” su sombra en un pequeño momento de resol que ha habido, e intentaba escaparse de ella, como un aprendiz de Peter Pan. 
Y el vecino, ya en casa, ha llegado a la conclusión de que quizás la vida es eso mismo, un juego de luces y sombras, de creer ver y de lo que ves realmente.  De encontrar momentos mágicos entre momentos catalogados como “normales”, y saber vivirlos y saborearlos. Y por un momento, y aunque quizás no tenga relación, este vecino se ha acordado de aquel caballero de la Mancha, que confundía molinos con gigantes, y que quizás es bueno tener ese gramo de locura que hace la vida, sino más feliz, si al menos de dos lecturas.


*FOTO: DE LA RED