Sábado, nueve de la mañana, tras dar un breve paseo con Afgano, mi bichón frisé, el cual me ha deseado muy buenos días, con el movimiento de su cola, me preparo a comenzar el rito de la semana. No es otro que leer el periódico. Pero leer el periódico es algo más. En mi caso significa que es fin de semana, pues sólo compro el periódico los sábados y domingos, por aquello del tiempo libre y la tranquilidad, y de salvaguardar el rito en sí, pues si comprara el periódico todos los días, ya sería una rutina.
Es como el primer beso, que siempre llevarás en el recuerdo de tus labios y en la inquietud de tu corazón. Aquel beso que ya nada tiene que ver con los siguientes, aunque cada uno de ellos pueda ser importante.
En mi caso, y tras ver la portada, “verla”, pues ya habrá mucho tiempo para leer, comienzo por la última página y de esa a la anterior y así sucesivamente. En caso de una novela negra por ejemplo, me hubiera enterado de quién es el asesino y el por qué, que normalmente suele ser el “quid” de la cuestión. Aunque en el caso de las novelas, sean negras o no, las leo por riguroso orden de páginas, aunque me enfade conmigo mismo por no hacerme trampas, pero siempre me imagino al autor vigilando para que no resuelva los enigmas tan fácilmente.
Por cierto, me encanta en general el boom de la novela negra sueca. Quizás puede ser por la herencia de aquellas películas antiguas de cine negro, que siempre solían ser en blanco y negro, y ahora al leer estas nuevas historias, me las imagino en blanco y negro, y la nieve y los paisajes invernales quedan preciosos en la fotografía de la imaginación.
Sigo pasando páginas del periódico. Ya me he hecho un esquema de lo mejor de la parrilla televisiva y del otro tipo de parrilla, pues normalmente suele haber reportajes sobre el gremio de la hostelería. En este punto tenía que haber mencionado la palabra restauración, pero a mí esta palabra me chirría, me imagino una manzana rota en mil pedazos, y alguien intentándola reparar. O la “Q” de calidad, que se utiliza ahora, aunque yo pensaba que “calidad” era con “C”, y es que...ya no entiendo nada.
De todas maneras la rebanada de pan tostado con aceite de oliva, no sé si exactamente era virgen la aceituna, está, y nunca mejor dicho, de toma pan y moja. Y es que el café con leche, otra vez el blanco y el negro, me hace entrar en calor, de lo frío que me deja la política, y de lo frío que me dejan nuestros políticos, que no se calientan ni con las andanzas de nuestros vecinos magrebíes.
Y entre noticias locales, nacionales e internacionales llegamos al comienzo del periódico que significa el final del desayuno, y el comienzo de un amplio fin de semana en dónde todo puede pasar y nada pasará afortunadamente.
Se me olvidaba comentar que la mayoría de los periódicos ahora se han convertido en auténticos bazares, ofreciéndote gentilmente todo tipo de productos, que se pueden conseguir reuniendo unos cuantos puntos y unos cuantos euros, que normalmente la cantidad de euros suele ser mayor que la de los los puntos. Yo sigo esperando haber si uno de estos días ofrecen pisos, con muchos metros y pocos euros. Será la única manera....
No hay comentarios:
Publicar un comentario