El verano suele ser
una época de intentar cumplir deseos generados en el resto del año. Sin
embargo, cada vez que intentas ir a cualquier lugar, por raro que sea o alejado
que esté, siempre hay alguien que ya está allí, y como dándose cuenta de tu
decepción te mira con cara de “otra vez será” y una insinuación de sonrisa en
el rostro.
De hecho, más de una
vez este vecino del mundo ha tenido serias sospechas de que el hogar del jubilado de la
zona a visitar, iba repartiendo a cada uno de sus socios, con el fin de
mantenerlos ocupados y otorgarles un objetivo definido cada día. Sin embargo, esta
supuesta labor de la tercera edad, se ha ido claramente al traste con la cada
vez más definida misión, para los abuelos y abuelas, de cuidar a sus nietos, porque los padres, y las madres, siempre están ocupados bien porque están
trabajando o buscando trabajo, y el fin de semana, en versión de los mismos “abuelos”: "los pobrecitos" tienen que descansar porque están muy cansados. Este vecino ha llegado a la
conclusión de que las semanas son de ocho días, y en el octavo es cuando
los abuelos descansan.
De todas maneras, la labor
atribuida a los ancianos, con respecto a ocupar lugares turísticos de todo
tipo, ha sido sustituida, supuestamente, por turistas orientales. No importa a dónde vayas, a la hora que vayas, siempre
hay instalada una cámara, y si te fijas bien (más que nada porque son más
bien pequeños) siempre hay detrás un visitante oriental con una sonrisa puesta. No importa si vas al monte o a cualquier paseo marítimo, van siempre
bien vestidos, y la mayoría de las veces, tanto ellos como ellas, con chaqueta
o cuando menos cazadora, nunca en camisa, y eso sí, otra vez la sonrisa
puesta, que parece parte de su vestuario.
Sin embargo, si en algún
momento tienes ganas de sentirte invisible, lo tienes fácil, te acercas a turistas
alemanes, que es muy frecuente encontrarlos, y además en grupo, verás que en
ningún momento te ven, incluso puedes hacer el experimento de intentar mirarlos
a los ojos, tras subirte a algún escalón por aquello de la diferencia de altura,
y no te ven, a no ser que seas camarero, en cuyo caso se les cambiará la cara,
afable entre ellos, y se transforman en un alter ego de Angela Merkel dándote órdenes
de todo tipo. Te lo debes de tomar con tranquilidad, o más bien con cachaza, porque es eso lo que esperan de
nosotros, y nunca, nunca, hablan nuestra lengua. De hecho, más de una vez este vecino del mundo ha sospechado, que están convencidos que nosotros no hablamos, y solo sacamos ruidos
ininteligibles.
Otra cosa son los
turistas ingleses, normalmente cuando llegues a cualquier sitio, ellos todavía
no habrán llegado, porque tienen sus horarios, y nunca antes de las cinco de la
tarde, porque entre dormir de día e ir un poco a la playa (aunque les cunda y obtengan fácilmente "un moreno cangrejo") cuando los demás se
van ya a comer, hasta la hora indicada estarán siempre ocupados. Ellos, y no
hablo de ellas, siempre te ven, aunque eso sí, la mayoría de las veces doble.
De todas las maneras,
y ya para terminar por hoy, si nuestro deseo acumulado en el resto del año, era
descansar al lado de la piscina en un hotel en Cataluña o Mallorca, y lo cumplimos, ten mucho cuidado, porque por esas zonas
pueden “llover” turistas británicos que acortan desde su balcón el camino a la
piscina, y corres el riesgo de llevártelos puestos. Y luego, al volver a su país, dirán inexorablemente que los raros
somos nosotros.
Con lo último relatado, se puede decir que literalmente este vecino ha repartido hoy a diestro y “siniestro”.
*FOTO: DE LA RED
Con lo último relatado, se puede decir que literalmente este vecino ha repartido hoy a diestro y “siniestro”.
*FOTO: DE LA RED
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