Siempre se ha dicho que una fotografía vale más que mil palabras. Y las fotografías que han ido apareciendo estos días, y que ayer, concretamente, inundaron Twitter, sobre las separaciones de padres inmigrantes de sus hijos, que intentaban entrar sin papeles en Estados Unidos, siendo los segundos encerrados en jaulas metálicas, claman al cielo.
Este vecino del mundo, desde sus más de sesenta años, no ha tenido más remedio que recordar esos documentales en blanco y negro que la la Televisión española anterior, cuando vivía el dictador, era tan dada a ofrecer, solo que ahora son en color.
Tras ver las fotos, no queda más remedio que decir que lo nuestro, cualquier tema que sea "lo nuestro" es quejarse de vicio.
Este vecino del mundo está convencido de que todavía no hemos pasado de ese poso mitad "friqui", mitad ridiculez que nos inunda cada vez que vemos esa figura anaranjada, que desde que he visto las fotos, siempre lo definiré como "naranja siniestro". Pero tras el rey, perdón, Presidente de la Ordinariez perenne, Donald Trump, hay un descerebrado, acompañado de mucho secuaz que no duda en separar niños de sus padres, tratandolos como perros deshaciendo camadas.
No puedo por menos que utilizar esta ventana para intentar que cuanto más gente vea alguna de las fotos, más puedan plantearse que lo que está ocurriendo con las nuevas políticas norteamericanas, hace tiempo que se salieron de madre.
No comprendo muchas actitudes comenzando por la propia Señora Trump, que no deja de ser para los que tienen la misma mirada de su marido, una inmigrante en el país de Alicia y sus presuntas maravillas.
*FOTOS: DE LA RED
Este vecino del mundo, desde sus más de sesenta años, no ha tenido más remedio que recordar esos documentales en blanco y negro que la la Televisión española anterior, cuando vivía el dictador, era tan dada a ofrecer, solo que ahora son en color.
Tras ver las fotos, no queda más remedio que decir que lo nuestro, cualquier tema que sea "lo nuestro" es quejarse de vicio.
Este vecino del mundo está convencido de que todavía no hemos pasado de ese poso mitad "friqui", mitad ridiculez que nos inunda cada vez que vemos esa figura anaranjada, que desde que he visto las fotos, siempre lo definiré como "naranja siniestro". Pero tras el rey, perdón, Presidente de la Ordinariez perenne, Donald Trump, hay un descerebrado, acompañado de mucho secuaz que no duda en separar niños de sus padres, tratandolos como perros deshaciendo camadas.
No puedo por menos que utilizar esta ventana para intentar que cuanto más gente vea alguna de las fotos, más puedan plantearse que lo que está ocurriendo con las nuevas políticas norteamericanas, hace tiempo que se salieron de madre.
No comprendo muchas actitudes comenzando por la propia Señora Trump, que no deja de ser para los que tienen la misma mirada de su marido, una inmigrante en el país de Alicia y sus presuntas maravillas.
Y siguiendo, ahora que todavía están allí, por nuestros
propios Reyes, que seguro que han ido como cabeza de lanza de prósperos
negocios, pero que lo primero es vestirse por los pies, y hay cosas que no son
negociables. Y las imágenes de niños “alojados”, es un decir, en jaulas como
simples cachorros de perros, nos tienen que congelar el alma.
Seguro que hay miles de injusticias en cualquier rincón
del mundo, incluso al lado nuestro. Pero aprovechando que el Pisuerga pasa por
Valladolid, las mencionadas fotos por Twitter y nuestros flamantes reyes por
las tierras de Trump, no podemos ignorar unas imágenes que rondan lo
pornográfico. No tocar ni siquiera el tema desde esta humilde ventana no podría
perdonármelo nunca. Y personalmente, y hasta que no cambien los vientos racistas
que se originan por la boca y el trasero de Trump, personalmente hay mucho
pequeño gesto que puedo ir haciendo.
Sólo será un grano de arena, pero así
empiezan las playas e incluso los desiertos. ¿Qué gestos? Los que queráis, pero
es fácil porque la economía de los U.S.A. nos inunda. Y lo mismo que al personaje de Casablanca siempre le quedaría París, a este vecino, antes de no hacer nada, siempre le queda el ejemplo del chinito del chiste, que antes de servir la sopa a quienes odiaba, orinaba en ella. Cualquier cosa antes de olvidar los rostros de esos niños que nos miran con cara de no comprender...
*FOTOS: DE LA RED
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