En una semana en que la tierra política ha estado más yerma
que la obra del mismo nombre de García Lorca, este vecino del mundo que
siempre, de corazón, se posiciona con el más débil, ha sentido casi como suya
esa sentencia favorable a Javier Santos con respecto a esa demanda de
paternidad a Julio Iglesias.
Y es que la naturaleza es sabia, y muchos juegos extra-maritales
o también escarceos juveniles, son recompensados al cabo del tiempo con prácticamente
un clon, para evitar malentendidos y saltos y ausencias de memoria. Si no que se
lo pregunten a Manuel Benítez, e incluso a Carlos Baute.
Aquella demanda anterior, entonces realizada por Edite,
madre de Javier Santos, y que ganó en primera instancia en 1992, sin embargo no
acabó bien, claro está, para los intereses de la demandante, ya que el recurso
de apelación hizo que la Justicia se inclinase finalmente a favor de Julio
Iglesias, dictaminando en ese sentido el Supremo en 1999 por defecto procedimental.
Ahora, al menos así lo cree este vecino del mundo, la
sociedad ha cambiado mucho, y en pleno, al menos aparentemente, "empoderamiento de la mujer", quizás ya no trague ese fuego amigo de la estrella de la canción
que en forma de periodistas, al menos sino amigos, sí simpatizantes por la
cantidad de entrevistas que les había regalado, y que algunos sibilínamente,
pero la mayoría descaradamente, pusieron a caldo al punto más débil y desconocido,
Edite Santos, bailarina portuguesa, pero que la retrataron casi como una
buscona.
Ahora, el que o la que tenga …”bemoles” que se retrate, se
retracte, o incluso ambos.
De todas maneras, con esa fiebre de “lo políticamente
correcto”, ya nunca oiremos declaraciones por la tele, del estilo, y hablando
un famoso de su descendencia, “tengo varios potrillos herrados y más de uno sin
herrar” mientras con una sonrisa nos hacía participe de su chistosa manera de
ver la vida.
De la España “cortijo” de entonces, ahora nos hemos quedado
tan solo en “corti”, quizás de “corticoides”, ya que solo conviene fijarse en
nuestro alrededor, y entre programas de corazón que pretenden “salvarnos”, realities
dopados desde su comienzo, y políticos trileros, podemos describir nuestra
situación actual, simplemente con el título de una película de culto: “Amanece,
que no es poco”.
*FOTO: DE LA RED
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