lunes, 8 de julio de 2019

DONOSTI NO ES HOLLYWOOD...



Por “El diario vasco” este vecino del mundo se entera de que Elsa Pataky y su marido Chris Hemsworth han vuelto de vacaciones a Donosti, donde todavía se encuentran en compañía, como se decía antiguamente, de sus tres retoños.  Y es que quizás, por aquello de que el movimiento se demuestra andando, han querido refrendar otra vez ese amor a primera vista que ya habían mostrado el año pasado por unos paisajes, unas gentes, y que ya nos hacíamos eco, hace unas tres semanas, de unas declaraciones de Mr. Hemsworth (https://patxipe.blogspot.com/2019/06/la-teoria-del-tiempo-chicle.html)
diciendo que con la excepción de Australia, San Sebastián sería el lugar donde le gustaría vivir.

Y en más o menos dos días comienza el rodaje del esperado film de Woody Allen. Difícil se nos va  a poner a los que queríamos seguir manteniendo a Donosti como un Edén solo para iniciados. Y es que el turismo de mochila y juventud por todas partes, sólo puede traer comercios, que ya los hay en demasía, y restauración copiada de otros lugares, y que nos haría perder nuestras señas de identidad.

Estaría bien un cameo de la vida real entre el Señor Allen y el Señor Hemsworth en cualquier esquina de la Parte Vieja donostiarra. Siempre se ha dicho que Woody Allen es maestro en improvisar gags en sus guiones, aunque mucho me temo si así fuera, que primero habría que “improvisar”, también, más de una reunión de los despachos que llevan la carrera de ambos profesionales, y colocar más de un asterisco en esa famosa letra pequeña…

Ya me perdonareis pero si ya Donosti para sus habitantes puede resultar más que cara, después de ese respaldo australiano-norteamericano, en cuestión de precios podríamos vivir en un continuo día de la marmota, pero encallados en unos precios a lo “víspera de San Sebastián”.

Los turistas, por propia definición de la palabra, vienen y, especialmente, se van, y los residentes pagamos los platos rotos el resto del año. Eso sin olvidar que además debemos de ser hospitalarios de todo corazón, ese mismo órgano, "corazón", que se nos pone a prueba cada vez que pedimos la cuenta, y que más de una vez hemos tenido que aclarar que no queríamos pagar la cuenta de todos. 

Donosti será cada vez más una ciudad de película, pero nosotros, sus habitantes, no somos estrellas ni ganamos como tal.

*FOTO: DE LA RED

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