No sé si os pasará lo mismo que a este vecino del mundo.
Pasar esa raya ficticia que separa la
primera parte del año a la segunda siempre me genera esa sensación de cómo
están las expectativas creadas al comienzo de año, sobre los deberes a realizar
para cambiar a mejor, se supone.
Si fuera justo, lo debería de resumir con una frase que con
frecuencia empleaba esa gran filósofa, y doctorada por la Universidad de La
Vida, que fue mi madre: “Caca de la vaca”. Tan sencillo como eso: Caca de la
vaca. O en palabras más bonitas, pero que enmascaran o maquillan la realidad:
Aquellos castillos en el aire, y será por el cambio climático o por lo que sea,
cayeron, como cayó la inocencia de Casta, que se seguirá llamando, o mejor dicho llamándole, así pero que ya no lo es.
Quizás este sentimiento entre realista de las cosas que son
como son, y ese poso humorístico con un regusto amargo es lo mejor, o menos
malo, para seguir adelante bailando el tango de la vida cuando muchos de nosotros nacimos con menos ritmo que un caracol de piedra.
Tengo un amigo, otro filósofo, éste lo es de las pocas tascas que
van quedando, que ayer me decía que si la primera parte del año no ha sido muy
allá, entendiendo por “allá” positiva, habrá que prepararse porque “segundas partes
nunca fueron buenas”.
La verdad es que de siempre, estos meses de Julio e incluso
Agosto me han alucinado por las declaraciones que suelen hacer a la alcachofa
televisiva todo ese tipo de gente, famosa o famosilla, que realmente además nunca
has tenido muy claro lo que hacen, partiendo de que hagan algo, salvo estar en
primera línea de cámara.
Los más, y las más, de ellos suelen poner cara de
sacrificio para decir “sacaremos unos días para descansar” y cuando menos,
luego lo ratificas un año tras otro, con noticias que vas oyendo de aquí y de
allá, que confunden el no trabajar con el descansar, ya que no perdonan ningún
festejo, y siempre tienes la sensación de que están más ocupados que el resto
del año.
Hemos cruzado la raya, pero habrá que andar con cuidado en
no pasarse de ella. Porque entre otras cosas este vecino, al menos, ya tiene
una edad que las cosas todavía todas, pero como hubiera dicho cualquier obispo,
ya en pequeñas “diócesis”.
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