Lo bueno, y lo malo, que tienen ahora las redes sociales
es que te enteras de muchas cosas, casi a tiempo real, y tienes la sensación de
que forman parte de tu familia personas que por una u otra razón admiras, o al
menos te intrigan tanto como para formarte una opinión de ellas.
Hoy me he topado con la noticia de que un escritor donostiarra,
Ibán Martín, cuya novela más famosa puede ser “El faro del silencio”, va a editar
una nueva novela, pero esta vez en una gran editorial, en lugar de tener que auto-editársela,
como ha sido el caso hasta ahora. Y pasar de una tirada de unos diez mil ejemplares,
prácticamente solo en Euskadi, a una edición que, como diría uno de los
personajes de “Toy Story” pudiera llegar hasta el infinito y mucho más.
Ibón Martín no es de mi familia pero es de esas personas
que al enterarme, hace ya mucho tiempo, un poco de su historia, quizás solo puedes decir “que tiene un buen
par”, porque decidirse desde un principio a vivir de lo que escribes por lo
menos merece el calificativo de valiente, de, para los más mayores, un Gary
Cooper de “Sólo ante el peligro”.
Hace tiempo que comprendí que siempre es mejor
admirar/amar que odiar, porque lo segundo siempre te destruye.
Quizás, ahora es el momento de que lea la novela de
intriga arriba mencionada, que hace un tiempo compré, y que me vigila con cara
de esperanza desde mi mesilla.
Entre tanta noticia de políticos que solo miran su
trasero y no los problemas de la gente que les votó, habrá que alegrarse de
pequeñas noticias como la ahora comentada.
De todas maneras, y mirando desde la atalaya que dan los
años vividos, seguimos como en las épocas de Manolo Santana y Severiano
Ballesteros. La gente en España se tiene que seguir buscando las habichuelas por
su cuenta, porque si recorres los cauces normales, como mucho, serás un
trabajador temporal, o falso autónomo, que llegará a la edad de la no-jubilación.
Por eso este vecino del mundo prefiere fijarse en el polvo de estrellas que
destilan algunas noticias, que buscar el oro de El Dorado. Siempre se es si
no más feliz, sí un poco menos
pesimista.
¡Enhorabuena Ibon!
*FOTO: DE LA RED
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