Si habría que hacer el
monumento de la semana a algo arrebatador, similar a salvar el ninot de todas
las fallas, a algo que nos hubiera adelantado por la izquierda, por la derecha,
e incluso por el centro, con una especie de editorial sencilla pero rotunda, es
el de esa niña con la inocencia de su pequeñez, que en su vuelta al cole, hemos
podido ver y oír en todas las televisiones, aunque ella proviene de la
Comunidad Valenciana, cómo nos aleccionaba con ese “la vuelta al cole con
mascarilla es un poquito peor porque no puedes respirar del todo bien, pero no
pasa nada: es mejor eso que morirse".
Este vecino del mundo está convencido de que nuestra sociedad actual no podría hacer nada sin los famosos
Polvos de Talco: nos escuece todo. Tenemos la piel expuesta siempre,
especialmente desde que las noticias aparecen y desaparecen en cuestión de segundos,
y esta semana en lugar de la famosa vuelta al cole pareciera que se hubiera
organizado el también famoso “desembarco de Normandía” con padres atribulados no
queriendo que sus hijos se convirtieran en héroes en un desembarco que fuera más allá de sus hijos entrando al patio de su colegio de toda la vida,
pero con la amenaza del Covid-19, eso sí, que pudiera ser lanzado a modo de
bombas por el peor de sus enemigos.
Mi madre, cualquiera de nuestras
madres, nos hubiera recordado ese “ni tanto ni tan calvo”, difícil de explicar
a cualquier guiri pero que para nosotros es tan rotundo como aplicar el freno
de mano, plantarse, y decir eso, también rotundo de “hasta aquí hemos llegado”.
Y ha tenido que ser una niña,
anónima por la misma mascarilla, para más inri, que nos ha recordado la
inutilidad de quejarse cuando lo que te estás jugando no son ni galgos ni
podencos, sino la vida misma.
*FOTO Y VIDEO: DE LA RED
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