Si a medida que vas cumpliendo
años, los 365 días respectivos cada vez parecen pasar a más velocidad, lo de
este año ha sido lo de una gélida película de Hitchcock y el más negro David Fincher juntos.
Suspense a raudales, y más cambios
de guion que en Casablanca, e incluso recibiendo nuestros respectivos guiones,
generalmente en los diversos informativos de radio y televisión, momentos antes de que el futuro
se nos haga presente.
Mañana mismo es el día de
la Lotería de Navidad. Mi instinto me dice que me quede como estoy. Y es que
parece un mal momento hasta para dar un paso adelante incluso para recoger un
premio, no digamos entonces para convertirse en héroe.
Y es que enfrente nuestro
está ese virus que nos trae en un verdadero sinvivir porque, entre otras cosas,
no se le ve. Y solo se siente cuando ya deja víctimas tras él.
Ayer escuché en un informativo de
la radio, que según diversos estudios hay evidencias de que el Covid-19, tras
pasarlo, te puede envejecer el cerebro diez años, e incluso mermar tu coeficiente
intelectual.
Y nuestros políticos, mientras, dejando puertas abiertas como la de los “allegados” para que la gente se siga moviendo a cualquier lado, y eso sí, sigan los comercios de todo tipo abiertos aunque los clientes cada vez sean menos…Y es que como hubiera dicho Arturo Pérez-Reverte en sus tiempos de reportero de guerra: "cada vez disparan más cerca".
Mi intención más que evidente al
iniciar este post era felicitar por estas fechas tan especiales. Pero enseguida
se me calienta la boca, bueno, en este caso las manos frente al teclado, ante
la miopía, e incluso ceguera, de más de uno que solo piensa en su negocio, o en
el negocio de sus votantes, y por ende, en el suyo propio. Y lo demás le importa menos que a nuestros
políticos la Ética.
Lo dicho ya en la tarjeta navideña que encabeza este post, salida del corazón:
¡Feliz Navidad! Y una próspera
vacuna nueva…
*COMPOSICIÓN GRÁFICA: PATXIPE
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