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lunes, 21 de julio de 2014

ÁLEX ANGULO, EL TIPO DE LA PUERTA DE AL LADO

Hoy es uno de esos días que, desgraciadamente, no se me van a olvidar nunca. Me acabo de enterar de que ha fallecido Álex Angulo, y ya se me antoja que la vida, de pronto, es menos interesante.
Nunca he hablado con él, y ahora ya no va a poder ser, pero era una de esas personas que da la sensación de que conoces de toda la vida, y que en dos ocasiones he coincidido con él.
Eran mediados de los setenta y él, junto a Ramón Barea, movían la cultura teatral vasca bajo el grupo teatral “Cómicos de la legua”. Los años no perdonan, y ya no recuerdo el nombre de la obra, pero en plena plaza abarrotada de gente,  en un Rentería en fiestas, recuerdo a un Álex Angulo, disfrazado de fraile dando una arenga, y entre los múltiples papeles de ese día, un inolvidable obrero de la construcción tirando piedras al personal.
La segunda vez que le vi,  él y sus compañeros de “Cómicos de la legua”, otra vez, estaban montando, literalmente, todos los entresijos de otra obra que iban a representar en el salón de actos de los “E.U.T.G.”  en Donosti. Ya que el Señor Alex Angulo ha mamado el teatro puro, el teatro de pueblo en pueblo, y su montaje y desmontaje correspondiente.
Tuve la gran suerte de verle en pleno apogeo teatral junto con, otra vez, su inseparable entonces Ramón Barea, en el gran éxito musical “Bilbao, Bilbao”. Impagable la entrega, el desparpajo y gracia, de todo un grupo, “Karraka”, que luchaba, La Otxoa incluido, por promover el teatro en una democracia que comenzaba a andar.
El mundo del cine, que todo lo ve, le fichó enseguida, porque a Don Alex Angulo le salía el arte por todos los poros de su pequeño cuerpo. Aún habiendo nacido para ser un actor, de esos que se dice, de reparto, nunca ha pasado desapercibido al público en general, y con él el trabajo de sus compañeros relucía más.
Es, será por siempre, inolvidable el cura que compuso en "El día de la bestia", en este caso un protagonista de tomo y lomo, porque era un personaje que solo se salvaba si conseguía la simpatía del público, y lo hacía con creces, porque le podía perdonar las mil barrabasadas que llegaba a hacer, por salvar a la humanidad de las garras del “maligno”.
Tras esa película Don Álex Angulo ya es un patrimonio de todos nosotros, y nada más hay que decir, de una carrera, tanto en cine como en televisión, plagada de secundarios de lujo, y sobre todo de personajes creíbles, en una amplia gama, desde el agricultor humilde rondando la humillación, hasta el más malo de los malos que con una simple mirada llegaba a aterrorizar. Pero siempre te daba la sensación de que era tu vecino, al que no terminabas de ubicar.
Se nos ha ido, Álex Angulo, en un mutis por el foro que no nos esperábamos, aunque gracias a su profesión, vamos a tener la suerte de recordar siempre que veamos uno de sus grandes trabajos.
Descanse en paz Don Álex Angulo, y mi pésame a su familia, amigos, y a todos los integrantes del mundillo teatral y cinematográfico español, y especialmente vasco, porque se nos ha ido un pequeño gran tipo que sin duda ha abierto caminos por los que otros ahora transitaran más fácilmente, pero en los que él, sin duda, fue uno de los pioneros.

*FOTO: DE LA RED