Hoy es uno de esos días que, desgraciadamente, no se me van a olvidar nunca. Me acabo de enterar de que ha fallecido Álex Angulo, y ya se me antoja que la vida, de pronto, es menos
interesante.
Nunca he hablado con él,
y ahora ya no va a poder ser, pero era una de esas personas que da la
sensación de que conoces de toda la vida, y que en dos ocasiones he coincidido
con él.
Eran mediados de los
setenta y él, junto a Ramón Barea, movían la cultura teatral vasca bajo el
grupo teatral “Cómicos de la legua”. Los años no perdonan, y ya no recuerdo el
nombre de la obra, pero en plena plaza abarrotada de gente, en un Rentería en fiestas, recuerdo a un Álex
Angulo, disfrazado de fraile dando una arenga, y entre los múltiples papeles de
ese día, un inolvidable obrero de la construcción tirando piedras al personal.
La segunda vez que le
vi, él y sus compañeros de “Cómicos de
la legua”, otra vez, estaban montando, literalmente, todos los entresijos de
otra obra que iban a representar en el salón de actos de los “E.U.T.G.” en Donosti. Ya que el Señor Alex Angulo ha
mamado el teatro puro, el teatro de pueblo en pueblo, y su montaje y desmontaje
correspondiente.
Tuve la gran suerte
de verle en pleno apogeo teatral junto con, otra vez, su inseparable entonces
Ramón Barea, en el gran éxito musical “Bilbao, Bilbao”. Impagable la entrega,
el desparpajo y gracia, de todo un grupo, “Karraka”, que luchaba, La Otxoa
incluido, por promover el teatro en una democracia que comenzaba a andar.
El mundo del cine,
que todo lo ve, le fichó enseguida, porque a Don Alex Angulo le salía el arte
por todos los poros de su pequeño cuerpo. Aún habiendo nacido para ser un
actor, de esos que se dice, de reparto,
nunca ha pasado desapercibido al público en general, y con él el trabajo de sus
compañeros relucía más.
Es, será por siempre,
inolvidable el cura que compuso en "El día de la bestia", en este caso un protagonista
de tomo y lomo, porque era un personaje que solo se salvaba si conseguía la
simpatía del público, y lo hacía con creces, porque le podía perdonar las mil
barrabasadas que llegaba a hacer, por salvar a la humanidad de las garras del “maligno”.
Tras esa película Don Álex Angulo ya es un patrimonio de todos nosotros, y nada más hay que decir, de
una carrera, tanto en cine como en televisión, plagada de secundarios de lujo,
y sobre todo de personajes creíbles, en una amplia gama, desde el agricultor
humilde rondando la humillación, hasta el más malo de los malos que con una
simple mirada llegaba a aterrorizar. Pero siempre te daba la sensación de que
era tu vecino, al que no terminabas de ubicar.
Se nos ha ido, Álex
Angulo, en un mutis por el foro que no nos esperábamos, aunque gracias a su
profesión, vamos a tener la suerte de recordar siempre que veamos uno de sus
grandes trabajos.
Descanse en paz Don Álex Angulo, y mi pésame a su familia, amigos, y a todos los integrantes del
mundillo teatral y cinematográfico español, y especialmente vasco, porque se nos
ha ido un pequeño gran tipo que sin duda ha abierto caminos por los que otros
ahora transitaran más fácilmente, pero en los que él, sin duda, fue uno de los
pioneros.
*FOTO: DE LA RED