Uno se despierta, y parece
entrar en una pesadilla de realidad.
Totalmente consternado por
el frío y calculado asesinato de apenas unos niños (22 muertos y 59 heridos por ahora) jugando a ser
mayores, en un concierto de Ariana Grande, en Manchester. Y además, lo peor de
todo, me avergüenzo por avergonzarme ahora, y no cuando comenzó este goteo de locura, religión, y
mirar para otro lado.
Esa foto que está dando la
vuelta al mundo, de dos jovencitas captadas
en la distancia de su soledad, recoge toda su incomprensión, inocencia hasta
ese momento, y el despertar terrible a una realidad sucia y sin piedad, en la
que nadie puede protegerlas.
La realidad, la vida, es muy
fría, eso siempre, pero muy sabia al mismo tiempo. Apenas unas horas antes,
Donald Trump, hacía partícipe a su país, de esa buena nueva que era una
multimillonaria venta armamentística. Y unas horas después …
Alguien, importante para mí, me dijo ayer, lo que
son las cosas, que Trump no es un presidente al uso, sino que es
un vendedor de coches de segunda mano. Y ahora me parece, por desgracia, una
gran definición.
Los vendedores de coches, te
noquean, te adormilan con sus palabras, te hacen sentir por un momento que en
el mundo solo existes tú y el “chollo” que acabas de descubrir, y que tienes que comprar antes de que venga otro y
te lo arrebate.
Y el “chollo” de Trump, el
Señor Donald como sólo se le debería de llamar, porque es mucho más descriptivo (menos serio y sin boato alguno), ha durado hasta que alguien ha hecho explotar una bomba. Pero no nos engañemos,
la culpa de todo ésto, ya va siendo de todos; muchos, la gran mayoría, por
no definirnos, o creer que no va con nosotros.
Lo de hoy, ayer por la
noche, duele más si cabe, porque ante tanta juventud, uno no puede vestir la
realidad de coartadas que nos alivien de nuestra culpa. Sabemos, aunque no lo verbalicemos, que han
podido ser nuestros hijos, y ese egoísmo pesa y duele, duele mucho.
Uno se despierta, ha costado,
y entra en una pesadilla de realidad.
*FOTO: DE LA RED