Llevo varios días en los que al levantarme tengo la
sensación de que estoy sentado en esa atracción de feria que se denomina, entre otros nombres, “La
Pandereta”; y que aquello poco a poco empieza a girar, pasando de la incomodidad
hasta la creciente certeza de que te vas a convertir en el primer astronauta
español lanzado sin escafandra en una especie de “catapulta loca”.
Me levanto esta mañana, despertarse vendría más tarde, y
en la radio Aitor Esteban, del PNV (otrora lanzado al
estrellato de la cámara parlamentario por un Mariano Rajoy forzado a disfrazarse
de bardo en construcción, con aquel "Si quieres grano, Aitor, te dejaré mi
tractor"), entrevistado por Carlos Alsina, en Onda Cero. Y he sentido que
es como cuando se acerca la primavera y todo rezuma naturaleza y polen, solo
que perdemos en el cambio, siempre perdemos en el cambio, y ahora lo único que
se acercan, ¡y casi nada!, son las elecciones; y todos, como el conejito de
Durazell, con las pilas puestas, preparados a venderte su producto antes de que
te des cuenta de que lo están haciendo.
Tras oír brevemente una versión del independentismo
catalán pero con acento bilbaíno, dudo entre cortar un par de naranjas para
hacerme un zumo o hacerme directamente el “harakiri”. No hay duda, mejor me
hago un zumo, ya que la alternativa dejaría, como mínimo el suelo perdido, y La
Nuri, mi sufrida, no me lo iba a perdonar, y buena es ella, seguro que
removería, y nunca mejor dicho, Roma con Santiago, para que no pudiera
descansar en paz, o visto de otra manera, para recordarme eternamente, que las
mujeres siempre tienen razón.
Lo dicho, La Pandereta va a continuar, y estos días,
entre las elecciones en ciernes, y el 8 de marzo, con el día internacional de
la mujer trabajadora, yo directamente ya estoy escribiendo con papel de fumar,
por el "por si acaso", ya que los ánimos se exacerban. Eso sí, me sigo
preguntando cómo en un país con una visión tan feminista a flor de piel, siguen
triunfando programas como “Sálvame”, o “GH Dúo”. Por cierto, hace mucho tiempo
que no me valen respuestas como “yo veo el programa para después ponerlo a
parir”. Porque sería lo mismo que oír que una pareja vecina se pelea
continuamente, y tú lo único que haces es apostar para ver si aciertas ese día
quién de los dos gana. Como se dice en mi pueblo, y me imagino que en el tuyo, o en tu capital si te pones exquisito:
O somos o no somos.
*FOTO: DE LA RED