No sé a vosotros, pero en mi
vida, y desde hace unos tres o cuatro años ya, se ha dado un caso muy curioso…
Mientras vives rodeado de
cantidad de anuncios/tentaciones de posibles, tus sueños, los tuyos, se van
haciendo más cercanos. Ya no sueñas con llevar una vida de millonario jefe en
el país de los millonarios. No te planteas poseer una isla a la que llegar con
tu yate de grifos de oro (como se decía del de Aristóteles Onassis), sino que
te quedes en tu nivel de vida, si sigues teniendo un trabajo de los de antes,
bien pagado, y si te quedaste sin tu
puesto, por ejemplo víctima de un E.R.E., el tener un trabajo como el que
tenías, y que ahora, desde luego, no ibas a gastar como gastabas antes. Y les
ibas hacer más caso a tus padres cuando te hablaban de la época del hambre.
Hemos pasado, y estoy seguro
que mucha gente estará de acuerdo con este vecino del mundo, de buscar la
utopía, los sueños, al “Virgencita que me quede como estoy, o mejor como estaba”. Onassis ha sido olvidado, pasó a mejor vida, y solo aspiras en un golpe de suerte, aunque ya no te puedes permitir ni el lujo de comprarte "el cupón de toda la vida". Aspiras a tener tu vida resuelta, pero, que por favor, no se entere nadie porque quieres que la gente te siga viendo igual, incluso con esos que no te quieren ni ver incluidos.
En esta sociedad que se está
construyendo según el dictado de unos pocos, hay alguien que no es muy listo, o
que se ha pasado de ello.
Que me expliquen en un presente en el que los
matrimonios, o las parejas, es mejor que se lleven muy bien (para que con dos
sueldos raquíticos, se pueda hacer un sueldo más bien decente, que no es lo
mismo que lo que los castizos llamarían un sueldo“fetén”), cómo van a hacer para que
suba el consumo. En estos días, lo único que te sube es el pulso por ese estado
de ansiedad al ver el futuro de los tuyos más que negro, inexistente.
Ya no nos consuela, y es
parte muy importante, junto con la crisis, de la caída de las quinielas, y
loterías varias, el saber que si te toca el gordo de los gordos, esa utopía de
las utopías, vas a tener que dar parte de lo tuyo , además de lo que ya
ha cogido de ese negocio, a un gobierno (Hacienda) que al menos crees en tu interior, que
no se lo merece.
Y mientras, los fabricantes
de televisores, esos que presuntamente no funcionarán pasados, como mucho, diez años, se encargan de hacerlos cada vez más grandes, y quizás con
ello desviar la atención de la vida real, mientras, tu vida personal la ves, en
un pixelado por la realidad blanco y negro, con más tendencia de lo aconsejable
al negro.
Alguien, o Don Alguien, se
debería de dar cuenta que los verdaderos clientes, los que compran, o compraban
de todo, manejados por los gustos impuestos por la publicidad, son precisamente
los que ahora no pueden comprar porque bastante tienen con vivir y comer,
especialmente con comer.
Como solía decir mi madre,
esa madre como las vuestras, que lo sabía todo: “El rico no compra, al rico se
lo regalan, por aquello de que dinero llama a dinero.”
…Y con el tiempo va a
resultar que el rico va a aprender a comprar, y visto lo visto hasta a construírselo, para enriquecerse a sí mismo. Toda
una paradoja.
*FOTO: DE LA RED