A todo aquel que esté
habituado a las denominadas redes sociales, les va a sonar el caso que les voy a contar, y
que estos días ha habitado en los periódicos digitales que navegan por
internet.
Axelle Despiegelaere,
es una joven belga, de muy buen ver por cierto, que por esas razones, ninguna, que tiene
la vida, se ha hecho famosa al ser captada por una imagen de televisión
durante el partido de Bélgica – Rusia, del mundial de fútbol que todavía se
celebra en Brasil, y luego “retuiteada” hasta la saciedad por miles de
usuarios.
La firma L´ORÉAL, en un movimiento inteligente de su
grupo de publicidad, intentando aprovechar todos esos miles de clientes en
potencia que se habían hecho eco de la existencia de la citada señorita, la ficharon
como modelo de sus productos de belleza.
Sin embargo, los
cuentos lo mismo que vienen, se marchan tan rápido o más con la velocidad que
aparecieron. Y es que al poco tiempo, la misma red que ensalzó a Axelle, que de
por sí ya tiene nombre de personaje de cuento infantil, mostró otras fotos que
ya estaban dormidas, donde duermen las fotos en internet, y que muestran a la
misma joven posando tras una cacería con su pieza más preciada. Y se supone,
hasta ahora al menos, que las princesas de los cuentos no rompían ningún plato,
entre otras cosas porque no los limpiaban,
o que más probablemente, el cuento de La bella y la bestia nos
fue contado equivocadamente, y no había dos personajes, sino que solo era uno,
que podía ser “bella” y “bestia” en diferentes épocas de la vida. Y eso, aunque
sea parte de la vida, y de la muerte, no es políticamente correcto, y no vende.
Quizás esa firma
internacional de belleza, para no verse obligada a rescindir su contrato, como lo ha hecho, debiera de haber contactado directamente con algún
miembro de cualquier casa real europea, de las de verdad y no de cuento, que dentro de su estatus social, está bien visto el cazar, y que además puede estar “realmente”, y
nunca mejor dicho, apoyado por cualquier
teoría sobre mantenimiento de hábitat que se quiera. Eso sí, pero siempre es
mejor que lo hagan, cazar, sin que sus
ciudadanos se enteren. Y en el peor de los casos siempre se puede decir eso de: -Lo
siento, me he equivocado, y no volverá a ocurrir.
A Axelle
Despiegelaere no le han dejado disculparse, quizás porque no estamos
acostumbrados tampoco a que los personajes de los cuentos se equivoquen y pidan
perdón, o simplemente porque la vida no es un cuento, aunque nos lo intenten
contar en múltiples ocasiones.
*FOTOS: DE LA RED