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lunes, 26 de agosto de 2013

AQUEL VERANO Y SUS RECUERDOS


Todos los años por estas fechas tengo en mi mente el último capítulo de aquella serie mítica, y un tanto desprestigiada por la cantidad de repeticiones que ha tenido que sufrir, como fue “Verano azul”, en el que los protagonistas terminaban sus vacaciones, y se despedían de los amigos que habían hecho esos meses en aquel pueblo, y aunque volvieran, que eso estaba por ver, ya nada sería igual. Todo ello naturalmente “empapado de nostalgia extrema” por una acertadísima canción del Dúo Dinámico, que además daba nombre al citado capítulo.
Las vacaciones se están terminando y este vecino del mundo no quiere esperar hasta el último día para hablar del halo de nostalgia que siempre ha sentido al llegar estos días. Antes lo achacaba a la expectativa del volver al trabajo, pero ahora, tras aquel frío e injusto ERE que nos dejó a treinta personas, y sus respectivas familias sin trabajo, los sentimientos son iguales.
Teniendo en cuenta que estoy en la ciudad del un, dos, tres, en Torrevieja, en la que al final resultaba, que si ibas a ella, los apartamentos no se regalaban, sino que tenías que hacerte amigo del bancario de turno, estas vacaciones se han caracterizado por oír más que nunca a turistas hablando francés y ruso. No hay que olvidar tampoco, pero ese ya forma parte del paisaje torrevejense, al turista británico.
En realidad Torrevieja debiera ser nombrada ciudad benefactora de la humanidad porque mientras el británico está aquí, no emplea su tiempo en alterar políticamente hablando. Desde esta atalaya este vecino lanza la idea de invitar perpétuamente a Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar, a unas vacaciones sine díe, para que se relaje y solamente plasme sus ideas en algún libro, que con el tiempo, quién sabe, pudiera ganar el premio Ciudad de Torrevieja, eso, si alguna vez vuelve a haber dinero en las arcas municipales, que no es lo mismo que en las arcas del alcalde o concejales.
Quizás la parte positiva de estar en el paro, sea que cualquier día me lío la manta a la cabeza y vengo a pasar más días a esta bella y tranquila ciudad, ya que estar "tieso" se puede estar en cualquier parte,  y comprobar al mismo tiempo que aquí también existen las otras estaciones del año.
Por cierto, y a modo de chiste con escarnio diré, que Torrevieja en algo le gana a Donosti: En las estaciones del año, pues mientras Donosti tiene cuatro, Torrevieja  cinco: primavera, verano, otoño, invierno y... la estación de autobuses. Eso, para escarnio del denominado “ñoñostiarra extremo”.
Este año ha sido unas vacaciones tan en crisis que no ha habido ni canción del verano, y quizás ocurra como en aquellas películas de Ingmar Bergman, donde no había música, para resaltar la gravedad del momento.
Desde aquí un recuerdo para Don Antonio Mercero, que precisamente no anda bien de eso, de recuerdos, pero como dijo uno de sus hijos, así podrá ver, su película preferida, “Cantando bajo la lluvia”, siempre, como si fuera la primera vez.
Y quizás eso mismo ocurre con el verano, y las vacaciones, que siempre son las primeras de algo, y también el final, aunque sea solo de una ilusión.

*VIDEO: ESCENAS DE "VERANO AZUL"