Estos días hay dos imágenes que no dejan de invadir mi
mente, tal vez, entre ellas, no tengan nada que ver, pero a este vecino, que
quizás tenga una mirada “desviada”, le parece que pueden tener ciertas
similitudes.
La primera imagen es netamente personal, observada día a
día en estas vacaciones y en las de años anteriores. Es la figura de esa
señora, hay muchas, que va a la playa como si fuera a un club social, emperifollada
(para este término la expresión en inglesa es más aclaratoria: “dressed to kill”,
vestida para matar), incluso con pulseras, cara maquillada, pintada y que se
note, y sombrero. Se mete en el agua hasta la cintura, y normalmente se pasa hablando en el mismo sitio, un mínimo de media hora o más, con otras de su
mismo club.
Este vecino ha llegado a la conclusión de que estas señoras se meten en
el agua, porque es el fin último que tiene ir a la playa, y, especialmente, para que se les vea,
dentro y fuera del agua, pero que el agua les resulta más inconveniente que
virtud.
La otra imagen es esa que encontramos, un día sí y
el otro también, ya en todo tipo de programas, de famosos lanzándose un cubo de
agua, prácticamente helada, para luchar contra la Esclerosis
Lateral Amiotrófica, más conocida como ELA.
Vaya por delante de que el fin de esta campaña, el
obtener dinero (según la CNN ya se han recaudador casi 15 millones
de dólares, ya que junto con el cubo de agua, se dona una cierta cantidad de
dinero) y dar visibilidad a una enfermedad de las consideradas como “raras”, es
muy loable, pero se juega también con el ego de las personas: “yo ya lo he
hecho”, que en cierta manera es el mismo símbolo de la “banderita”, en las
cuestaciones típicas de toda la vida. Con la salvedad de que en este caso, la
persona que pasa la prueba del cubo, y que dona el dinero (ésto se supone,
porque no hay constancia), es al mismo tiempo la figura de esa señora, que se intuye
de un cierto estatus, que está al frente de esa mesa petitoria que en nuestras
grandes ciudades todavía se da.
Se ha llegado a un punto en esta campaña, y es lo que no
gusta a este vecino, que ya parece que eres alguien si has pasado por ella. O
quizás se ve mejor la reacción, si se habla en negativo: Parece que no eres
nadie si todavía no has pasado por la prueba del cubo. Ya es un asunto
clasista. Más que una ducha benéfica, se ha convertido en un "bautizo de fama".
Por eso a este vecino le ha parecido más clara y generosa
la actitud de Charlie Sheen, al lanzarse un cubo lleno de dólares,
concretamente diez mil, que es lo que donará a favor de la campaña. Por lo
menos ya sabemos que el Señor Sheen seguro que ha dado dinero, aún
arriesgándose a ser tildado de orgulloso y “chuleta”. Y vaya por delante, que este
señor no es santo de la devoción de este vecino, y no por lo juerguista que es
(eso es solo asunto suyo), sino precisamente porque eso interfiere primero con
su vida familiar y, por supuesto, con su trabajo y con sus compañeros de rodaje,
que muchos días le han tenido que aguantar horas y horas de ausencia.
Por eso al final de todo este planteamiento, más de uno
de los lectores de este blog, comprenderán al vecino en esa concatenación de imágenes
de señora ostentosa bañándose con famosos duchándose, aunque el símbolo de las
dos aguas sea completamente diferente.
P.S.: Mientras este vecino escribía este post se ha
enterado de que Corey Griffin, de 27 años, “el inventor” de este fenómeno viral
ha fallecido este fin de semana. ¡Descanse en paz!
*FOTO: DE LA RED