Antes de nada un aviso, he quitado todos los objetos
cortantes de mi entorno para evitar tentaciones. ¿El motivo? He inspeccionado
por el balcón, y el día, al menos en Donosti, es tan malo que parece una metáfora
del futuro de mucho españolito de a pie: negro. Y eso no viene nada bien para
el estado de ánimo, de ahí las precauciones tomadas.
Hemos pasado de un
verano prácticamente tropical, a un escenario a lo “Blade runner”. Quizás, con
la meteorología se debería de hacer lo que ocurre en la política española.
Tiempo antes de un cambio brusco se van mandando globos sondas, metafóricamente hablando, ya que
los verdaderos se utilizan precisamente en meteorología, y se nos va alertando
de que vienen cambios, y así al final parece que duele menos; una especie de
sufrimiento en diferido, como lo hubiera definido María
Dolores de Cospedal, visionaria de un lenguaje que ahora es practicado por muchos
bienquedas, que en lugar de luchar porque nuestro presente sea bueno para la
mayoría, solo se preocupan de maquillar la realidad.
Una de las últimas verdades verdaderas la he oído de
Ignacio Escolar, Director y fundador de eldiario.es, asegurando que “La
lealtad a España se declara en el IRPF, no frente a una bandera. La pobreza se
combate con impuestos para mantener el Estado de bienestar, no con caridad. No
hay solidaridad más hipócrita ni patriotismo más cínico que el de aquellos que
loan su amor por España o “los necesitados” mientras esconden su fortuna”.
Está claro que al Señor Escolar, ahora, como siempre, le darán por
todas partes. Y es que además es muy fácil porque desde hace un tiempo se ha inventado una palabra
comodín que vale para todo, y que con ella no es posible ninguna defensa,
porque ya todo suena a excusa, y es: "populismo".
Por cierto, parece ser que el populismo solo se práctica
en “las izquierdas”. Porque alguien que está en el centro, ya que a la derecha
en España no hay nadie, los asuntos que comenta son promesas, que al final no se
podrán cumplir por circunstancias siempre ajenas a ellos.
Tal como están las cosas, aunque sigue lloviendo en Donosti, y mucho, quizás merezca la pena salir a la calle. Por aquello de tener una posibilidad de ahogarse ante tanta belleza.
*FOTO: DE LA RED