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viernes, 3 de julio de 2015

LA VIDA COMO ALGO MENTAL





¿Cómo vivir la vida? Es algo mental.

Hace un tiempo, más de diez años, a alguien le dio por dar crédito a la mayoría de los españoles, y entró una fiebre enorme de tener una segunda vivienda. O incluso vender la que se tenía para comprar una mejor. No se tenía más dinero, el truco estaba en que la vivienda nueva te la pagaba el que compraba la vivienda que dejabas, con lo cual el sobreprecio, o lo que fuera aquello, era una cosa de locos.

Luego, vino el tiempo, alguien, entre las sombras de un despacho bien “grandeeee”, con eco y todo, quiso que viniera, porque su mente, su testosterona, y su codicia así lo quisieron, que llegara una época de vacas, no flacas, sino paupérrimas, y además para que quedara claro que era nuestra culpa, se dijo eso de que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades.

Ahora, alguien otra vez,  quiere, así lo ha decidido, que la culpa de todo resida en los griegos. Hagan lo que hagan, aunque no lo hagan, la culpa es suya.

Este vecino ya está harto de ver la vida como alguien quiere que la veamos. Por eso, tras una siesta un tanto accidentada por algún sueño rebelde y ahora escondido en el olvido, este vecino del mundo reconvertido en bloguero por vocación, en blogger internacional de la soledad, ha decidido por sí mismo, y no porque alguien en un despacho enormemente vacío lo ha decidido por él, ponerse el mundo por montera  y jugarse el post de hoy a la ruleta rusaHa desconectado su ordenador de la red, y está redactando su testamento diario sabiendo que, en cualquier momento, el destino puede decidir por él y borrarse todo lo escrito, al quedarse sin batería.

Ver la vida es algo mental, y muchas veces, la mayoría, en realidad no decidimos por nosotros mismos. Hace un tiempo se ha hablado de ese humor negro, que ahora es tan corrosivo para nuestra moral, aunque previamente lo hubiéramos defendido con uñas y dientes porque unos intransigentes se liaron a tiros por las calles parisinas. Y hoy, se está dando el caso que se está insultando a Irene Villa, la buena de Irene, otros intransigentes, porque, según unos cuantos, el concejal de Madrid Guillermo Zapata se ha ido de rositas tras el auto del juez Santiago Pedraz, en el que se archiva la querella presentada, porque ella, Irene Villa, declaró que no se sentía ofendida. Y ahora, esos mismos intransigentes, quieren decidir que se debería sentir ofendida, y por eso la ofenden por twitter. ¡Una cosa de locos! Y es que en realidad siempre somos, y seremos, utilizados como arma arrojadiza a un tercero.

Que sí, que cómo vivir la vida es algo mental. Por eso este vecino  ha decidido hoy liarse la manta a la cabeza, y jugarse este post a la ruleta rusa como un kamikaze gritando: Varoufakissssssss.


Si leen este post habré sobrevivido, o no, porque no estoy loco, sino sobrepasado por todo.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 5 de abril de 2014

"KAMIKAZE" UN VEHÍCULO DE ALTA GAMA (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)

“Kamikaze” es la primera película como director de Alex Pina, un hombre bregado en mil guiones para televisión, como “El barco”, “Los hombres de Paco”, “Los Serrano”, y productor también. Es compañero habitual en trabajos de la factoría de Daniel Écija (Globomedia).
En esta película, haciendo honor al título de la misma, el Señor Pina se la juega con una historia mezcla de mil géneros. En realidad, el secreto para pasárselo bien en ella, es pensar que estás montado en un automóvil de alta gama, sin cambios, y él solo te va llevando por todo tipo de situaciones, acción, amor, suspense, costumbrismo. Película de una factura impecable. Para sí la quisieran muchas películas americanas.
Slatan, el protagonista, nacido en Karadjistan, tiene que hacer explotar una bomba en un avión repleto de pasajeros durante el trayecto Moscú - Madrid. Sin embargo, una tormenta de nieve suspende el vuelo, y los pasajeros, y todos nosotros, seremos alojados en un hotel alejado de la civilización, en plena montaña, hasta que se pueda reanudar el viaje. La convivencia del terrorista durante varios días con sus, en teoría previsibles víctimas, le harán vivir mil situaciones muy alejadas de su vida habitual, y conocer otro tipo de sentimientos alejados del odio.
El reparto es impecable. Aunque casi se podría calificar a esta aventura cinematográfica como “película coral”, destaca un Alex García, que está que se sale, en la piel de un impresionante terrorista, haciéndonos olvidar su origen tinerfeño, con mil frases en ruso. Eduardo Blanco, argentino de pura cepa, como un desternillante y sentimental representante de zapatos de mujer, deja entrever su bregada carrera como actor teatral. Y comparte muchas escenas con Doña Carmen Machi, que una vez más deja huella con la maestría de su actuación. Del largo y variopinto elenco, no hay que olvidar tampoco a un Héctor Alterio en una clase magistral de humanidad. Este vecino deja para el final, para cerrar con un broche de oro, a Verónica Echegui que llena la pantalla con su sola presencia, repleta de candidez y sexualidad a un mismo tiempo. Sus personajes son siempre, opinión muy personal, más creíbles por su falta de dicción. Y el que no esté de acuerdo que vea las películas de Marlon Brando en su muy peculiar inglés, y que le ayudó a hacer más personales sus trabajos. Si el cine americano no la ha descubierto todavía, es que son miopes.
Película que, y este vecino está seguro de ello, como el buen vino, mejorará en el "ranking de películas más vistas" con el tiempo, porque en este momento el público solo se fija en “Ocho apellidos vascos”. Si el boca a boca es justo, que normalmente lo es, en cuestión de unas semanas llenará las salas, porque se lo merece, y mucho.

*FOTO: DE LA RED