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miércoles, 3 de diciembre de 2014

CAMELLOS DE DIFERENTE PELAJE

Siempre que oímos la palabra “camello” nos imaginamos a ese ser despreciable que intenta lucrarse de tus vicios, y que incluso primero puede regalarte mercancía hasta que te enganchas, y luego te tiene atrapado. Sin embargo, va a ser verdad ese viejo refrán de que unos tienen la fama y otros cardan la lana.
Con apenas pocos días de diferencia me he encontrado con dos empresas, que se dice que son de las de toda la vida, al menos de las de toda tu vida, que han utilizado el viejo truco de darte un producto sin haberlo pedido. Y, luego, en letra pequeña, y de pasada, te dicen eso de que “si en seis meses no has dicho nada, sigues fijo con el producto, y entonces ya, pagando” o algo similar.
Hace unos dos meses, Euskaltel, la empresa de telefonía con txapela, proveedores de teléfono/internet/televisión, me llamaron para ofrecer una super-oferta que no podía rechazar de unos exquisitos canales de televisión con todo tipo de cine. Sin el más leve titubeo, y antes de lo que se tarda en decir “señoritayonolehedichoquemellameparaofertarmenada”, ya le había demostrado que su oferta se podía rechazar, y así lo había hecho sin parpadear, y que no quería nada de nada, y que estaba muy disgustado con ellos porque solo prestan atención a los nuevos clientes, y cuando ya has picado, y cambias de proveedor, y te tienen como “el camello de la familia” se olvidan de ti, y ya todo lo que te ofrecen, si lo hacen, no es para aligerar gastos sino para sumar. Una versión moderna del eterno prometer y prometer hasta meter, y una vez metido, nada de lo prometido.
Pues bien, hace apenas dos semanas, observé, porque ni me avisaron,  que podía ver esos canales ofertados, e inocente de mí, quise creer que a lo mejor mi pequeño discurso les podía haber removido las entrañas. Pero no fue así, sino que ayer me llamó una señorita, no de nombre compuesto, sino netamente euskaldun, o que perfectamente podía haber sido mencionado en “Ocho apellidos vascos”, para decirme si había visto los nuevos canales, y si me gustaban, porque gentilmente me los ofrecía al mismo precio mencionado dos meses antes.
Intentando no hacer alusión a sus progenitores, ni de los propietarios de la empresa, volví a reiterar lo que opinaba del asunto y de la actitud de su empresa. Ella antes de colgar, como sus compañeras en anteriores ocasiones, me dijo que había apuntado todos mis comentarios y que los trasladaría a sus superiores.
La “señorita” tras colgar el auricular seguiría con su trabajo, mientras, este vecino del mundo se tuvo que tomar medicación para bajar la tensión porque la otra opción era avisar al Libro Guinness de los Records, para intentar homologar mi marca que sin duda sería una de las mejores, o peores según se mire, de toda la historia de la humanidad.
Y en esos mismos días he recibido un solicito correo electrónico de Laboral Kutxa, la banca con Rh negativo, incluyéndome, sin preguntar ni pedir permiso, en un teléfono que gentilmente me informará de inmediato de todos los movimientos de mis cuentas, que dicho entre nosotros, no es que se encuentren reumáticas crónicas, sino parapléjicas perdidas. Y por supuesto, con la coletilla de que tras un periodo de seis meses de prueba, luego tendría que pagar.
Inmediatamente recibieron otro correo electrónico desde mi lado, y como escribiendo no se puede gritar, todo el texto estaba en mayúsculas, y parece que se dieron por aludidos, porque en diez minutos ya me habían borrado de la lista.
Debo de ser un iluso, ya lo sé y no me importa, pero tengo la esperanza de que en cualquier momento reciba una carta de ese banco en el que gentilmente me han incluido en otra de sus listas, para darme todos los meses la bonita cifra de mil euros sin ninguna contraprestación por mi parte, y eso sí, que si en seis meses no he comentado nada, seguiré incluido en la misma lista, y que desde entonces en lugar de darme mil euros, por buen cliente me darán mil quinientos.
¡Claro!, cada vez en la relación con tu banco tienes que hacer más cosas desde tu lado, porque ellos se han vuelto unos señoritos, que tienen demasiado tiempo para perder, y te incluyen en todo tipo de promociones de las que siempre solo salen ganando ellos.
Lo dicho, hay camellos de muchos tipos (especialmente en Navidades, me imagino que por aquello de montar el belén y me lo han montado), pero eso sí las jorobas las llevas tú. ¡No te joroba!

*FOTO: DE LA RED

martes, 16 de septiembre de 2014

LAS NUEVAS GALERAS Y SUS ESCLAVOS

A medida que uno va cumpliendo años la consecuencia más evidente es que cada vez entiende mejor a sus padres. Personalmente a este vecino le ocurre mucho con el comportamiento materno. Durante muchos años he pensado que mi madre tenía mucha cara, o que yo era muy tímido y callado, pero ahora, y de ahí lo del paso de los años, cada vez me parezco más a ella en el carácter. Y es que lo malo de callarse es que no te van a tomar por educado sino por tonto. Por eso ahora procuro decir con educación, pero sin callarme, todo aquello que me parece mal. No lo dejo en meras miradas o gestos, sino que tiene traducción simultanea en mi boca, y más que claro, queda nítido para mi interlocutor.
Acabo de venir de las oficinas de LABORAL KUTXA en Avenida de Madrid, en Donosti, y como ya en la mayoría de oficinas del gremio, solo hay una persona atendiendo de cara al público, tienes tiempo de sobra para practicar el digno arte de la lectura con todo tipo de carteles y avisos que están alrededor tuyo. Y  he visto dos carteles que en apariencia se podían contradecír. En uno ponía horario de CARA AL PÚBLICO, no recuerdo muy bien, pero era solo por la mañana. Y en cambio había otro cartel que decía que LAS OFICINAS estaban abiertas por la tarde también.
Al llegar mi turno, y mientras me atendía la joven del mostrador, he aprovechado para preguntarle sobre los carteles, y me ha explicado que por las tardes está “todo abierto menos ventanilla”. Y al remarcarle por dos veces de modo interrogativo “¿Todo abierto? ¿Todo abierto?” y apreciar signos de hartazgo e incomprensión en ella, he optado por no seguir con el tema. Con lo cual para mis adentros he entendido que “estaba todo cerrado menos los despachos para los más pudientes”, aquellos que pueden y se atreven a pedir un crédito, o quieren invertir dinero. ¡Vamos que para un currito de a pie las oficinas no tienen uso por la tarde!
Desde hace dos años que fui a pedir un calendario al comienzo de las Navidades, en esta misma oficina, y al menos a mí me dijeron, que con eso de la “que está cayendo” no habían impreso calendarios de los de bolsillo, ya he visto posteriormente cantidad de signos de ahorro en la mayoría de los bancos.
Trabajar ahora de cara al público en un banco es de valientes o de necesitados, porque en la mayoría de sucursales de cualquier banco, solo hay una persona atendiendo al público, que normalmente suele ser joven, se supone que por aquello del “rango”.
Este agosto he tenido que ir a una sucursal de La Caixa en Torrevieja y eran las doce del mediodía. Había solo una persona atendiendo y estaban, las conté, doce clientes, o futuros clientes, esperando. Lo dejé para el día siguiente, y fui a las nueve en punto de la mañana. Ya era el tercero. La joven, otra vez otra joven, empleada, cuando me estaba atendiendo me dijo que así estaban todo el año. Que en toda la oficina estaban dos personas, que no les daba tiempo ni a saludarse, y que ella no tenía ni fotocopiadora. 
No me estoy inventando nada. Es una sucursal que se encuentra en Avenida Habaneras, en pleno centro de Torrevieja.
Al verla tan agobiada y sola, lo cual es mala publicidad para su empresa, me la imaginé, en mis sueños cinéfilos, al lado de Ben-Hur (Charlton Heston), ambos atados con grilletes a la galera, él remando, y la joven sudorosa a su lado, escribiendo (al ritmo de los timbales del guardia de turno) todo tipo de números en un ordenador también grasiento y encadenado.
Luego dirán, el gobierno de turno incluido,  que se están creando empleos, cuando los mismos bancos que son los “amos” del dinero, lo único que te dan ahora, y sin querer, es “caspa” del empleado de su galera.

*FOTO: DE LA RED