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domingo, 31 de marzo de 2019

CAMBIO HORARIO EN UN MES ELECTORAL...



Otro día, como hubiera dicho el recordado papuchi, “raro, raro, raro”. Que uno ya se encuentra raro hasta en el último refugio que todavía le quedaba: su cama. Especialmente, por el cambio horario, que se presuponía, por los últimos años, que iba a desaparecer más pronto que tarde. Este vecino del mundo, ojalá se confunda, pero teme que no haya nadie que se atreva ahora a ponerle el cascabel al gato. Y con tanta importancia del turismo en la economía de muchos países, nadie va a osar meter mano al cambio horario, por aquello de “virgencita que me quede como estoy”.

Quizás la primera palabra que me viene para definir mi estado ante todo lo que me rodea, al margen de este cambio horario, es “tedio”. Lo más positivo es que hace, climatológicamente hablando, buenos días en general, y fresquitos, que ayudan además a estar más despierto. Pero el espectáculo ese de “mi partido lava más blanco” es totalmente insoportable. Y todavía acaba de comenzar la feria electoral en un año que además se presenta orgiástico para aquel que le ponga la práctica de ejercer su derecho democrático.

Por si acaso, por aquello de más vale prevenir, desde hace ya dos semanas, he quitado de mi vida todo tipo de objeto cortante para intentar evitar el corte y recorte de mis venas.

En cuanto das una oportunidad de que entre el mundo en tu hábitat diario, bien en forma de información por radio o televisión, este vecino del mundo tiene la sensación de que te están seduciendo-agrediendo. O en el menor de los casos, intentando robar tu voto mientras te hacen mirar hacia otro lado, siempre hacia otro lado.

De todas maneras, cada vez se nota más, que, incluidos los medios de comunicación, nos tratan a capotazos, como a verdaderos astados. Ahora, una noticia, ahora otra, hasta llevarnos hacia donde ellos quieren. Y en cuanto nos descuidamos, espadazo en nuestra presunta integridad.
Si nunca he creído que nadie tenga la verdad absoluta, lo de los partidos políticos, así en general, porque lo practican todos, es pura pornografía auditiva.

Nunca olvidaré aquello de Alfonso Rus, en su día, hasta el 2015, alcalde de Xátiva, presidente de la Diputación de Valencia, y del Partido Popular de esa misma provincia, que se reía, existen grabaciones, de que, en pleno mitin había prometido llevar la playa a su pueblo, y le habían votado.

Lo triste no es que la gente confíe y se fíe de sus dirigentes, sino que estos se rían del respetable.

Todos estos rifirrafes diarios, cada vez suenan más a paripé. A una especie de coreografía dialéctica como excusa perfecta para no mostrar, lo que ahora se ha dado en denominar plan de ruta, y que no es otra cosa que el ideario del partido en cuestión, pero vestido o desvestido con los propósitos de cómo quieren dejar el país, “su país” si ganaran las elecciones, después de habernos ejercido su fría autopsia, sin maquillaje ni excusas, lo que en realidad viene siendo ejercer el poder en un ciclo de gobierno, sobre nuestras vidas y bolsillos.

Lo dicho, este vecino hizo bien en guardar, hace ya dos semanas, todo objeto cortante; aunque al final le chupará la sangre, no falla, el partido que obtenga el poder...

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 3 de diciembre de 2014

CAMELLOS DE DIFERENTE PELAJE

Siempre que oímos la palabra “camello” nos imaginamos a ese ser despreciable que intenta lucrarse de tus vicios, y que incluso primero puede regalarte mercancía hasta que te enganchas, y luego te tiene atrapado. Sin embargo, va a ser verdad ese viejo refrán de que unos tienen la fama y otros cardan la lana.
Con apenas pocos días de diferencia me he encontrado con dos empresas, que se dice que son de las de toda la vida, al menos de las de toda tu vida, que han utilizado el viejo truco de darte un producto sin haberlo pedido. Y, luego, en letra pequeña, y de pasada, te dicen eso de que “si en seis meses no has dicho nada, sigues fijo con el producto, y entonces ya, pagando” o algo similar.
Hace unos dos meses, Euskaltel, la empresa de telefonía con txapela, proveedores de teléfono/internet/televisión, me llamaron para ofrecer una super-oferta que no podía rechazar de unos exquisitos canales de televisión con todo tipo de cine. Sin el más leve titubeo, y antes de lo que se tarda en decir “señoritayonolehedichoquemellameparaofertarmenada”, ya le había demostrado que su oferta se podía rechazar, y así lo había hecho sin parpadear, y que no quería nada de nada, y que estaba muy disgustado con ellos porque solo prestan atención a los nuevos clientes, y cuando ya has picado, y cambias de proveedor, y te tienen como “el camello de la familia” se olvidan de ti, y ya todo lo que te ofrecen, si lo hacen, no es para aligerar gastos sino para sumar. Una versión moderna del eterno prometer y prometer hasta meter, y una vez metido, nada de lo prometido.
Pues bien, hace apenas dos semanas, observé, porque ni me avisaron,  que podía ver esos canales ofertados, e inocente de mí, quise creer que a lo mejor mi pequeño discurso les podía haber removido las entrañas. Pero no fue así, sino que ayer me llamó una señorita, no de nombre compuesto, sino netamente euskaldun, o que perfectamente podía haber sido mencionado en “Ocho apellidos vascos”, para decirme si había visto los nuevos canales, y si me gustaban, porque gentilmente me los ofrecía al mismo precio mencionado dos meses antes.
Intentando no hacer alusión a sus progenitores, ni de los propietarios de la empresa, volví a reiterar lo que opinaba del asunto y de la actitud de su empresa. Ella antes de colgar, como sus compañeras en anteriores ocasiones, me dijo que había apuntado todos mis comentarios y que los trasladaría a sus superiores.
La “señorita” tras colgar el auricular seguiría con su trabajo, mientras, este vecino del mundo se tuvo que tomar medicación para bajar la tensión porque la otra opción era avisar al Libro Guinness de los Records, para intentar homologar mi marca que sin duda sería una de las mejores, o peores según se mire, de toda la historia de la humanidad.
Y en esos mismos días he recibido un solicito correo electrónico de Laboral Kutxa, la banca con Rh negativo, incluyéndome, sin preguntar ni pedir permiso, en un teléfono que gentilmente me informará de inmediato de todos los movimientos de mis cuentas, que dicho entre nosotros, no es que se encuentren reumáticas crónicas, sino parapléjicas perdidas. Y por supuesto, con la coletilla de que tras un periodo de seis meses de prueba, luego tendría que pagar.
Inmediatamente recibieron otro correo electrónico desde mi lado, y como escribiendo no se puede gritar, todo el texto estaba en mayúsculas, y parece que se dieron por aludidos, porque en diez minutos ya me habían borrado de la lista.
Debo de ser un iluso, ya lo sé y no me importa, pero tengo la esperanza de que en cualquier momento reciba una carta de ese banco en el que gentilmente me han incluido en otra de sus listas, para darme todos los meses la bonita cifra de mil euros sin ninguna contraprestación por mi parte, y eso sí, que si en seis meses no he comentado nada, seguiré incluido en la misma lista, y que desde entonces en lugar de darme mil euros, por buen cliente me darán mil quinientos.
¡Claro!, cada vez en la relación con tu banco tienes que hacer más cosas desde tu lado, porque ellos se han vuelto unos señoritos, que tienen demasiado tiempo para perder, y te incluyen en todo tipo de promociones de las que siempre solo salen ganando ellos.
Lo dicho, hay camellos de muchos tipos (especialmente en Navidades, me imagino que por aquello de montar el belén y me lo han montado), pero eso sí las jorobas las llevas tú. ¡No te joroba!

*FOTO: DE LA RED