¡Somos un país pura contradicción, y que además nos va la
marcha! Así, afirmándolo rotundamente.
Acaba de terminar otra edición de GH VIP, la cuarta, con
Laura Matamoros como ganadora, y ya se podía comprobar por los finalistas, la
ya mencionada Laura y Carlos Lozano, que a los españoles, al menos a los que
votan en el programa, no les van las figuras conciliadoras porque en ellos, en
los elegidos para la final, se juntaban el hambre con las ganas de comer.
Tal y como se han ido poniendo las cosas con las diferentes ediciones de los diversos concursos de la cadena, el perfil de
una concursante como Maite Zúñiga en “Supervivientes”, pareciera que ya no
podría ganar ese concurso, porque de acuerdo con el “casting” que se hace, ya
no se busca la aventura por la aventura, aunque sea dentro de una casa, sino
que no haya un momento de descanso. Y si para ello hay que cambiar las normas,
pues se hace a medida que conviene tanto a la organización como a la misma
cadena, que no tiene por qué ser la misma.
Somos un país en el que está comprobado que nos gusta
ayudar en las desgracias y los desastres naturales, y si es a nivel internacional mejor que mejor. Pero
luego, para descansar viendo la televisión, nos gustan las emociones fuertes: el
criticar a la espalda, aunque luego se diga que se hace a la cara. El echar en
cara al otro que lleva estrategia cuando uno mismo también la tiene, lo que
ocurre es que la defina como su manera de ser. El estimar como positivo el decir
todo a la cara, aunque lo que se diga sea todo menos loas.
La ganadora de este año, cuando menos digamos que ha sido
muy discutida, sin embargo, si nos damos cuenta el que se supone que para muchos
es el “bueno”, Carlos Lozano, de eso tiene poco. Eso sí, está claro, al menos
le parece a este vecino del mundo, que siempre lo ha hecho por el espectáculo
del programa. No hay que olvidar sus años de experiencia como presentador, o lo
que ahora se denomina como conductor de programas.
Por su manera de ser, Carlos Lozano pareciera que los
insultos, improperios y todo tipo de discusiones han sido como flores u objetos
que se lanzan durante un espectáculo, y que una vez se apagan los focos quedan
directamente en la basura.
En cuanto a la ganadora, y no queriendo herir a nadie,
digamos que a este vecino del mundo no le gusta nada. Se ha pasado todo el tiempo pasándonos
por el morro las carencias que ha sufrido tanto de sentimientos como a nivel
material, y en cuanto gana el premio, lo primero que dice es que ella nunca ha
necesitado nada, y que es para su hermana.
Laura, al menos lo parece, tiene un carácter muy
complejo, y saca las uñas en cuanto hay algo que a ella no le gusta. Porque
ella no mide las cosas por “estar bien o no moralmente”, sino si le conviene a
ella o no, que es una gran diferencia, con el añadido de que se ha pasado todo el concurso comentando todo lo que hacían los demás concursantes, los que ella veía como enemigos, pero, claro está, desde su óptica, o lo que viene siendo "arrimando el ascua a su sardina".
No sabe separar tampoco, la responsabilidad que ha podido
tener su padre en el devenir de su vida (también en que estuviera como concursante, no nos engañemos), ni la de su propia madre, que algo
habrá tenido que ver. Y que la segunda mujer de su padre, Makoke, en realidad
es un daño colateral, y no el origen de todos sus males.
Para los que apenas han visto el concurso, y están leyendo
ahora que el vecino habla de temas personales de la ganadora, habrá que aclararles que en realidad es lo
que nos ha vendido durante todo el programa,
al borde de diferentes ataques de nervios y lloros, muchos, sin lágrimas. Todos los que se han decantado por
el lado de su padre, Kiko Matamoros, para ella eran malos. Y la experiencia, con los años
nos dice, que no hay ni buenos ni malos, ni blancos ni negros, sino muchos
tonos de gris.
Por cierto, y antes de terminar, está claro, siempre lo ha estado, que ni el programa ni la cadena buscan credibilidad, sino dinero. Y ayer, por lo que dijeron, se batió el récord de llamadas.
Telecinco, si quisiera
que no hubiera ninguna sospecha de amaño o de manipulación en el devenir de sus
concursos, debiera tener como norma, o requisito indispensable, no incluir en
sus concursos a sus colaboradores habituales, o a sus familiares. Todo lo demás
ya es ir montando el espectáculo de las dudas y discusiones desde el comienzo.
Es evidente, al menos eso parece, que lo que les importa es que se hable de
ellos, especialmente mal, por aquello del morbo que se crea.
Mientras no se imponga esa norma, este vecino del mundo
se acordará de aquel monólogo de Gila: -Al final siempre gana el mismo, y devuelve el
premio.
Y que conste que este vecino del mundo no cree, ni se le ha pasado por la mente, el que se devuelva el premio, pero siempre hay maneras de ayudarse mutuamente, especialmente en el futuro.
El mundo futuro que se adivina tras los concursos y programas de esta cadena es puramente materialista, de gente guapa (ni las arrugas tienen sitio) y sin escrúpulos, y que nunca quiere, ni mucho menos ama, solo utiliza porque a él/ella en un momento determinado le viene bien. Una vida muy triste por mucho que se ilumine con grandes focos.
*FOTO: DE LA RED