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viernes, 15 de abril de 2016

COMENTARIOS AL FINAL DE GRAN HERMANO VIP 4, O CUANDO GANAN LOS MALOS



¡Somos un país pura contradicción, y que además nos va la marcha! Así, afirmándolo rotundamente.


Acaba de terminar otra edición de GH VIP, la cuarta, con Laura Matamoros como ganadora, y ya se podía comprobar por los finalistas, la ya mencionada Laura y Carlos Lozano, que a los españoles, al menos a los que votan en el programa, no les van las figuras conciliadoras porque en ellos, en los elegidos para la final, se juntaban el hambre con las ganas de comer.


Tal y como se han ido poniendo las cosas con las diferentes ediciones de los diversos concursos de la cadena,  el perfil de una concursante como Maite Zúñiga en “Supervivientes”, pareciera que ya no podría ganar ese concurso, porque de acuerdo con el “casting” que se hace, ya no se busca la aventura por la aventura, aunque sea dentro de una casa, sino que no haya un momento de descanso. Y si para ello hay que cambiar las normas, pues se hace a medida que conviene tanto a la organización como a la misma cadena, que no tiene por qué ser la misma.


Somos un país en el que está comprobado que nos gusta ayudar en las desgracias y los desastres naturales, y si es a nivel internacional mejor que mejor. Pero luego, para descansar viendo la televisión, nos gustan las emociones fuertes: el criticar a la espalda, aunque luego se diga que se hace a la cara. El echar en cara al otro que lleva estrategia cuando uno mismo también la tiene, lo que ocurre es que la defina como su manera de ser. El estimar como positivo el decir todo a la cara, aunque lo que se diga sea todo menos loas.


La ganadora de este año, cuando menos digamos que ha sido muy discutida, sin embargo, si nos damos cuenta el que se supone que para muchos es el “bueno”, Carlos Lozano, de eso tiene poco. Eso sí, está claro, al menos le parece a este vecino del mundo, que siempre lo ha hecho por el espectáculo del programa. No hay que olvidar sus años de experiencia como presentador, o lo que ahora se denomina como conductor de programas.


Por su manera de ser, Carlos Lozano pareciera que los insultos, improperios y todo tipo de discusiones han sido como flores u objetos que se lanzan durante un espectáculo, y que una vez se apagan los focos quedan directamente en la basura.

En cuanto a la ganadora, y no queriendo herir a nadie, digamos que a este vecino del mundo no le gusta nada. Se ha pasado todo el tiempo pasándonos por el morro las carencias que ha sufrido tanto de sentimientos como a nivel material, y en cuanto gana el premio, lo primero que dice es que ella nunca ha necesitado nada, y que es para su hermana.


Laura, al menos lo parece, tiene un carácter muy complejo, y saca las uñas en cuanto hay algo que a ella no le gusta. Porque ella no mide las cosas por “estar bien o no moralmente”, sino si le conviene a ella o no, que es una gran diferencia, con el añadido de que se ha pasado todo el concurso comentando todo lo que hacían los demás concursantes, los que ella veía como enemigos, pero, claro está, desde su óptica, o lo que viene siendo "arrimando el ascua a su sardina".


No sabe separar tampoco, la responsabilidad que ha podido tener su padre en el devenir de su vida (también en que estuviera como concursante, no nos engañemos), ni la de su propia madre, que algo habrá tenido que ver. Y que la segunda mujer de su padre, Makoke, en realidad es un daño colateral, y no el origen de todos sus males.


Para los que apenas han visto el concurso, y están leyendo ahora que el vecino habla de temas personales de la ganadora, habrá que aclararles que en realidad es lo que nos ha vendido durante todo el programa
al borde de diferentes ataques de nervios y lloros, muchos, sin lágrimas. Todos los que se han decantado por el lado de su padre, Kiko Matamoros, para ella eran malos. Y la experiencia, con los años nos dice, que no hay ni buenos ni malos, ni blancos ni negros, sino muchos tonos de gris.


Por cierto, y antes de terminar,  está claro, siempre lo ha estado, que ni el programa ni la cadena buscan credibilidad, sino dinero. Y ayer, por lo que dijeron, se batió el récord de llamadas.


Telecinco, si quisiera que no hubiera ninguna sospecha de amaño o de manipulación en el devenir de sus concursos, debiera tener como norma, o requisito indispensable, no incluir en sus concursos a sus colaboradores habituales, o a sus familiares. Todo lo demás ya es ir montando el espectáculo de las dudas y discusiones desde el comienzo. Es evidente, al menos eso parece, que lo que les importa es que se hable de ellos, especialmente mal, por aquello del morbo que se crea.



Mientras no se imponga esa norma, este vecino del mundo se acordará de aquel monólogo de Gila: -Al final siempre gana el mismo, y devuelve el premio.


Y que conste que este vecino del mundo no cree, ni se le ha pasado por la mente, el que se devuelva el premio, pero siempre hay maneras de ayudarse mutuamente, especialmente en el futuro.


El mundo futuro que se adivina tras los concursos y programas de esta cadena es puramente materialista, de gente guapa (ni las arrugas tienen sitio) y sin escrúpulos, y  que nunca quiere, ni mucho menos ama, solo utiliza porque a él/ella en un momento determinado le viene bien. Una vida muy triste por mucho que se ilumine con grandes focos.


*FOTO: DE LA RED


viernes, 28 de noviembre de 2014

¡HORROR. ES BLACK FRIDAY!

Normalmente, y todo blogger que se precie termina su texto con una especie de conclusión final. Hoy para ahorraros tiempo, y por la mala leche que tengo, os lo voy a poner fácil, y la conclusión la voy a exponer al principio claramente:
Estoy del “Black Friday”, o del “Viernes Negro”, hasta los mismísimos.
Creo que este vecino del mundo ha sido claro y contundente.
Nosotros descubrimos América, y hace ya tantos años que ni nos acordamos, y sin embargo ahora ellos, los sobrinos de Obama, que tampoco quieren acordarse por otros motivos, nos dictan las directrices a seguir: el día de San Valentín, Halloween, y desde hace unos añitos, el “Black Friday”.
Y ésto no es ninguna ganga, porque llega un momento en que parece que los empresarios, esos que quieren que ganemos  cada vez menos trabajando más, nos confunden con una O.N.G. llamada algo así como “Clientes a destajo sin fronteras” y quieren que en dos o tres días (porque aquí cada negocio se lo ha tomado, eso sí, en plan muy español, “a la torera”, y lo que en Estados Unidos es un día, aquí hay empresas que lo han transformado incluso en una semana) les “arreglemos” el negocio del año.
En esta estrategia comercial netamente americana hay algo que falla en su misma base, y es que el españolito de a pie, porque ya no tiene ni para gasolina, cobra, el que tiene la suerte de “cobrar” (que no es lo mismo que “trabajar”) a comienzos de mes siguiente, y ya en muchos casos del día diez para adelante, y en estas fechas está más tieso que la tercera pierna de Nacho Vidal.
De qué te sirve que promocionen ahora, por ejemplo, televisores con un descuento del sesenta por ciento, si tú hace tiempo que pusiste todo tipo de velas a todos los santos imaginables para que no se te estropee nada de lo que tienes en casa. Y te has hecho un tatuaje mental que te recuerda: “Virgencita que me quede como estoy”.
En realidad todo este tipo de ofertas son simples tiritas para la enfermedad crónica que sufrimos: somos pobres sobrevenidos, y si quieren que sigamos comprando, tendrán que bajar los precios (esos que han subido durante estos años, y que comenzaron con el “redondeo” al cambiar de pesetas a euros) pero no para días contados, sino para siempre. Y que no me digan que eso repercutiría en el sueldo de los empleados, porque este sueldo ha ido bajando y los precios subiendo, que como dice la canción, “que es una barbaridad”.
Lo dicho: Estoy del Fuck Friday, con perdón, hasta el finiquito y mucho más.

*FOTO: DE LA RED