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domingo, 13 de noviembre de 2016

REVISITANDO ..."CUANDO HARRY ENCONTRÓ A SALLY", O EL LARGO VIAJE DE LA VIDA



Hace unas semanas, mis lectores lo recordarán, inauguramos una especie de sección nueva en la que bajo el título “Revisitando…” (http://patxipe.blogspot.com.es/2016/10/revisitando-enamorarse.html) iríamos recordando películas que vistas hace mucho tiempo, probablemente en su estreno,  al volverlas a “saborear” ahora, compararíamos si aquello que nos gustó en su momento, o no, permanece, ha mejorado, o inevitablemente ya tiene un regusto muy kitsch (cursi), o démodé (anticuado). ¿Por qué esa necesidad de que utilicemos palabras extranjeras al hablar de sentimientos?...


Hoy hemos elegido una película americana de 1989, que parece que se hiciera para ser vista en un día como el de hoy, (lluvioso en la calle, y en el interior de este vecino del mundo, con más goteras de tristeza que ánimos para contar chistes).


Aunque en la mayoría de las películas impera el esquema clásico de chico busca chica, en “Cuando Harry encontró a Sally”, como el mismo título indica, “chico encuentra chica en la primera línea del guión”, por cierto, de una más que atinada Nora Ephron, pero pasan más de doce años (después de tantos tiempo desde que se estrenó ya no hay peligro de "spoiler", de  “estropear” la sorpresa, porque no la hay) para formalizar la relación. 


Y es que quien vuelve a ver esta película, como este vecino del mundo, lo hace para disfrutar de unos diálogos chispeantes que se prestan siempre a varias lecturas, a varios niveles, porque muchas de las veces se dice lo contrario de lo que se piensa, o lo que se quiere creer aunque no se crea.


Cuando se hacen listas sobre las películas más erotico-sexuales/festivas, nunca se incluye a “Cuando Harr...”, pero la famosa escena del “orgasmo fingido” quedará siempre para nuestros adentros, al menos desde el punto de vista de un hombre, de lo que uno desearía hacer sentir a su pareja; y que ya después le saquen a hombros de la alcoba, como un verdadero maestro del sexo…


Dirigida por Rob Reiner, y con Billy Crystal y Meg Ryan como cabeza de cartel, bien mirado, pudiera haber sido una obra teatral, en la que prácticamente solo hubiera hecho falta para que funcionara en el escenario, la aparición de ese par de amigos, bien encarnados para la pantalla, por una Carry Fisher y un tristemente desaparecido, pero inolvidable, Bruno Kirby; todos plenamente atinados en sus personajes.


Como curiosidad, la productora asociada y gran guionista, la ya mencionada, Nora Ephron, con el tiempo se animó y pasó a dirigir sus propios guiones, con gran éxito también. En una de esas películas, "Algo para recordar", con Tom Hanks y, otra vez, con Meg Ryan, aparece en el papel de íntimo amigo de Hanks, Rob Reiner, el director de la película hoy revisitada.


Bajo el formato de un falso documental en el que varias parejas hablan de sus relaciones, en todos los casos, de muchos años, en algún momento nos hace recordar, quizás como homenaje, a alguna de las películas de Woody Allen, que utiliza el mismo recurso.


¿Definiendo a Harry y a Sally? En un trazo gordo, ella es y será totalmente cuadriculada, y él, precisamente, lo opuesto. Mi madre hubiera definido a Harry con una expresión totalmente anticuada e incomprensible, quizás, para los jóvenes de ahora, pero muy clarificadora, para la gente de mi generación (finales de los cincuenta): Harry es “un víva la virgen”.


Hoy tras revisitar “Cuando Harry ….”  la mejor definición que se puede hacer, y nunca la había visto desde ese prisma, es que es una película de viajes, al menos de uno, que comienza en la Universidad de Chicago 1977 y acaba en Nueva York, aproximadamente, en la Noche Vieja de 1989. Y en ese largo viaje de ambos, que ya creen saber lo suficiente, es la vida misma  quien poco a poco les va enseñando, y lo vamos viendo con el paso de los años, a sobrevivir e ir cambiando sobre la marcha… aunque tanto Harry como Sally son tozudos en sus principios, y para seguir con el tono desenfadado de la película, hasta en sus finales.



La obra, el guión, adopta una posición muy inteligente: paralelamente el hombre y la mujer van opinando sobre las mismas cosas, con resultados tremendamente diferentes, mientras en realidad a ninguno de los dos se les puede tomar en serio. Película de grandes diálogos, tan brillantes como joyas de un orfebre:
-Los matrimonios no se rompen por culpa de la infidelidad. Eso solo es un síntoma de que algo va mal.
-¡Ah! ¿Sí? Pues ese síntoma se está follando a mi mujer…

Y, también, poseedora de frases rotundas: "Quiero que seas la última persona con la que hable antes de dormirme por la noche". 



Una película con una fotografía preciosista a cargo de Barry Sonnenfeld (ahora director, por ejemplo, de las tres entregas de "Hombres de negro"), que desde su estreno, habrá originado, sin duda, que muchos de sus espectadores tomaran la decisión de conocer Nueva York. Las imágenes del otoño neoyorquino en la película, son el mejor de los anuncios que pudiera hacerse.


Ya para terminar, si "Cuando Harry encontró a Sally" cotizara en bolsa, seria un valor seguro. Uno de esos días en que no puedas caminar, por miedo a pisarte la moral, revisitala, comprobarás que merece la pena vivir, especialmente "leyendo" la vida desde el humor, muy importante siempre. 



*FOTO: DE LA RED

domingo, 27 de abril de 2014

NUEVA YORK Y PATA NEGRA (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)

Ayer estuve en el cine viendo una película española, y no, no era “Ocho apellidos vascos”, de la que ya hablé durante su estreno (http://patxipe.blogspot.com.es/2014/03/euzkadi-tiene-un-color-especial-estas.html), porque hay más cine español, y muy interesante, tras la citada película.

La vida inesperada”, según un guion de Elvira Lindo, trata de un actor español, Juanito concretamente, que fue a Nueva York en busca de su sueño. Pasados bastantes años y sin el ansiado reconocimiento, su monotonía repleta de pequeños trabajos en lo que sea, para subsistir, se rompe con la llegada, llena de incógnitas, de su primo, y se nos presentará como la antítesis del protagonista. Sin embargo, la convivencia entre ambos irá descubriendo la realidad que hay detrás de cada uno de ellos.

Antes de nada he de comentar la parte mala, para este vecino, de la proyección, y es que la cinta estaba traducida totalmente al castellano. 
Hay que tener en cuenta, de que la historia al tratarse en Nueva York, debe de ser bilingüe, en los momentos en que los personajes hispanos interactúan con los americanos. Y todo ese trabajo interpretativo por parte de Javier Cámara, Raúl Arévalo y Carmen Ruiz, fue escamoteado. Me consta de que existen copias de la película en que las escenas comentadas están subtituladas, pero no fue el caso en los cines del centro comercial Max Ocio, cerca de Bilbao. En películas de este tipo debería de ser obligatorio su pase en versión bilingüe, ya que entre otras cosas, este vecino ama el sonido directo, y en este caso se pierde.
La película en sí, un proyecto que ha tardado Elvira Lindo en que cogiera cuerpo desde el 2002, merece muy mucho la pena. Es un “redescubrimiento” de un Nueva York, captado por la fotografía de Kiko de la Rica, melancólico, mediante encuadres diferentes,  y huyendo de grandes panorámicas.

Es una historia triste, pero llena de cucharadas de ricino realista, porque duro es el tener que confesarse que su tiempo de los sueños ya pasó.
Si el reparto español está sembrado con un Javier Cámara espléndido, y excelso en su aportación como showman cantando al final de la cinta, y un Raúl Arevalo “odioso” en su composición del personaje y significado, como contrapunto a su primo, la aportación de Carmen Ruiz, aunque aparentemente menor, le da ese toque de añoranza, cariño y cordura, a una historia de sueños por terminar. Por el lado americano, Sara Sokolovic saca de Raúl Arévalo, la verdad que se negaba a confesar, en un trabajo aunque corto lleno de búsqueda de cariño y comprensión.

El gran descubrimiento de esta cinta, este vecino tiene que admitirlo, es Tammy Blanchard. Verla te llena de una sensación de déjà vu, y es que es la reencarnación física de Judy Garland, a la que ya interpretó en una película para televisión. Los encuentros del personaje de  la Señora Blanchard con el de Javier Cámara es lo mejor de la película.
El trabajo de Jorge Torregrossa como director, está a la altura, sacando todo el jugo de un Nueva York que él también conoce, y huyendo de la postal, para llegarnos al corazón.

Este vecino ha de reconocer que ha tardado en deglutir la película toda la noche, pero ha merecido la pena, porque es una historia que te hace sentir lo que es la vida, con sus aciertos y sus fracasos.
A destacar también dos momentos, al comienzo de la historia con un “Soldados de Kazan”, delicioso, y especial para todo donostiarra que se precie, debido al genio, y nunca mejor dicho, de un Pablo Sorozabal extraordinario. Y la escena final, y no voy a destripar nada, cuando el personaje de Javier Cámara al buscar la mirada de su socio, en realidad está rompiendo con esa cuarta pared del espectáculo, y nos está mirando a nosotros.

El cine es caro, y no vamos a entrar en debates, pero no se pierda esta película, se lo digo de corazón, en el mismo idioma en el que habla esta cinta.

*FOTO: DE LA RED