Ayer estuve en el cine viendo una película española, y
no, no era “Ocho apellidos vascos”, de la que ya hablé durante su estreno (http://patxipe.blogspot.com.es/2014/03/euzkadi-tiene-un-color-especial-estas.html),
porque hay más cine español, y muy interesante, tras la citada película.
“La vida inesperada”, según un guion de Elvira Lindo,
trata de un actor español, Juanito concretamente, que fue a Nueva York en busca
de su sueño. Pasados bastantes años y sin el ansiado reconocimiento, su monotonía
repleta de pequeños trabajos en lo que sea, para subsistir, se rompe con la
llegada, llena de incógnitas, de su primo, y se nos presentará como la antítesis del protagonista. Sin
embargo, la convivencia entre ambos irá descubriendo la realidad que hay detrás
de cada uno de ellos.
Antes de nada he de comentar la parte mala, para este
vecino, de la proyección, y es que la cinta estaba
traducida totalmente al castellano.
Hay que tener en cuenta, de que la historia
al tratarse en Nueva York, debe de ser bilingüe, en los momentos en que los personajes
hispanos interactúan con los americanos. Y todo ese trabajo interpretativo por
parte de Javier Cámara, Raúl Arévalo y Carmen Ruiz, fue escamoteado.
Me consta de que existen copias de la película en que las escenas comentadas están
subtituladas, pero no fue el caso en los cines del centro comercial Max Ocio,
cerca de Bilbao. En películas de este tipo debería de ser obligatorio su pase
en versión bilingüe, ya que entre otras cosas, este vecino ama el sonido
directo, y en este caso se pierde.
La película en sí, un proyecto que ha tardado Elvira
Lindo en que cogiera cuerpo desde el 2002, merece muy mucho la pena. Es un “redescubrimiento”
de un Nueva York, captado por la fotografía de Kiko de la Rica, melancólico,
mediante encuadres diferentes, y huyendo
de grandes panorámicas.
Es una historia triste, pero llena de cucharadas de
ricino realista, porque duro es el tener que confesarse que su
tiempo de los sueños ya pasó.
Si el reparto español está sembrado con un Javier Cámara
espléndido, y excelso en su aportación como showman cantando al final de la
cinta, y un Raúl Arevalo “odioso” en su composición del personaje y significado,
como contrapunto a su primo, la aportación de Carmen Ruiz, aunque aparentemente
menor, le da ese toque de añoranza, cariño y cordura, a una historia de sueños
por terminar. Por el lado americano, Sara Sokolovic saca de Raúl Arévalo, la
verdad que se negaba a confesar, en un trabajo aunque corto lleno de búsqueda de
cariño y comprensión.
El gran descubrimiento de esta cinta, este vecino tiene
que admitirlo, es Tammy Blanchard. Verla te llena de una sensación de déjà
vu, y es que es la reencarnación física de Judy Garland, a la que ya
interpretó en una película para televisión. Los encuentros del personaje de la Señora Blanchard con el de Javier Cámara es
lo mejor de la película.
El trabajo de Jorge Torregrossa como director, está a la
altura, sacando todo el jugo de un Nueva York que él también conoce, y huyendo
de la postal, para llegarnos al corazón.
Este vecino ha de reconocer que ha tardado en deglutir la
película toda la noche, pero ha merecido la pena, porque es una historia que te
hace sentir lo que es la vida, con sus aciertos y sus fracasos.
A destacar también dos momentos, al comienzo de la
historia con un “Soldados de Kazan”, delicioso, y especial para todo
donostiarra que se precie, debido al genio, y nunca mejor dicho, de un Pablo
Sorozabal extraordinario. Y la escena final, y no voy a destripar nada, cuando
el personaje de Javier Cámara al buscar la mirada de su socio, en realidad está
rompiendo con esa cuarta pared del espectáculo, y nos está mirando a nosotros.
El cine es caro, y no vamos a entrar en debates, pero no se pierda esta película, se lo
digo de corazón, en el mismo idioma en el que habla esta cinta.
*FOTO: DE LA RED