Nos pasamos la vida dejando cosas para mañana, en una
especie de cajón de sastre de deseos incumplidos, cuando un acontecimiento
puede hacerte cambiar el planteamiento de tu vida.
La muerte de un amigo, por ejemplo. Porque la muerte siempre nos
visita demasiado pronto, aunque tengas noventa años, nos recuerda, y
más si él era más joven que tú, que cada vez está más cerca el
final de tu historia, y que tienes menos tiempo para realizar todos los
planes que habías pensado, en el caso de que lo hubieras hecho.
Este vecino, siempre ha deseado, y a medida que pasa el
tiempo más, viajar, conocer muchos países, porque bien pensado la
tierra es nuestra casa, y siempre es un contrasentido el tener
estancias de tu hogar sin visitar. A nadie se le ocurre reconocer que,
-ya perdonarás pero no tengo ni idea de
cómo tengo la sala-, o -vamos a
visitar juntos por primera vez la habitación principal de nuestra casa-.
El problema de estos deseos, como es fácil de imaginar,
es la
financiación de los mismos. Con
las nuevas tecnologías, ahora también se puede viajar, de otra manera, pero no
es lo mismo, porque entre otras cosas se pierden los olores, los sabores, los
atardeceres, el conocimiento de los nativos.
A este vecino no le importaría viajar vestido con una
especie de mono como el usado por Fernando Alonso en su coche, con todo
tipo de anuncios de los negocios de gente que te rodea y a la que aprecias.
Aunque qué pintaría este vecino en la mitad de Punta Cana, por ejemplo,
anunciando a las panaderías OGI BERRI, cuando no existen allí, todavía al menos.
Este vecino se iba a pasar más tiempo hablando de lo que significaba ese nombre
y lo que se escondía tras él, que intentando comprender la manera de pensar de
ellos.
Y es que en el fondo lo importante es el “conocimiento”,
y eso lo podemos ir ampliando, afortunadamente, sin movernos de nuestros
respectivos hogares. Porque ahora no hace falta ni abrir un libro, si es que
era “eso”
lo que te molestaba. La misma pantalla de tu ordenador que sirve para evadirte
de mil maneras, te permite conocer maneras de pensar, tramas de mil historias,
vidas ajenas, en lo que ahora se denomina “ebook”. Aunque para sorpresa de muchos, los
libros, diríamos que en su versión clásica, todavía existen.
El deporte, para mover el corazón, incluso lo puedes
hacer, evitando utilizar el ascensor, y caminando por tu ciudad, por lugares
que seguro que todavía desconoces, lo cual significa también, más conocimiento.
*DIBUJO: DE LA RED