La noche de ayer, sábado 9
de Mayo, no tenía en principio nada especial que hacer, salvo que son las fiestas patronales en uno de los pueblos adoptivos, Ortuella, de este vecino del mundo, y le apetecía, lo que antiguamente se
denominaba como “darse un garbeo”, huyendo del cotilleo y discusiones políticas
que llenan ese día la llamada parrilla televisiva.
Como mi sufrida, La Nuri, no
estaba por la labor, opté por ejercer de Gary Cooper en “Sólo ante el peligro”, y directamente me dirigí a la plaza del ayuntamiento en la que se anunciaba un
grupo de esos que no te suenan, pero que sabes que es una de esas bandas
profesionales que campan por España, y cuyo sonido en la mayoría de los casos
dista poco del original; una apuesta bastante segura.
Este vecino nunca se ha
considerado ni una piedra, ni un ñoño, pero lo de ayer nunca le había ocurrido.
Cuando llegué, serían las doce menos cuarto, y como me aseguraron los que allí
estaban, la orquesta comenzó según lo estipulado, a las once en punto, luego el
espectáculo ya llevaba unos cuarenta y cinco minutos. A los pocos minutos,
entre la música, luces, colorido, y experiencia, uno no sabe si vital, me
entraron unas inevitables ganas de llorar. No, no estaba triste, era algo
diferente, una especie de paréntesis, o burbuja, se creó en torno a mí, y debía
de sentirme muy bien, porque no quería que aquello se me pasara. Y no pasó.
Como un campeón, entre
bachatas, ritmo latinos en general, grandes éxitos, y momentos, especialmente al
final, de rock bastante duro, la opción, tiempo y lugar, se hicieron especiales.
Si el cielo existe debe de ser muy parecido a
lo que este vecino del mundo sintió ayer. Y además fue totalmente
consciente del esfuerzo, y problema si no sale bien, en el que se meten muchos
grupos.
“Orquesta Nueva Banda”, un grupo
asturiano, que por lo que se ve, con este nuevo espectáculo están celebrando su
decimoquinto aniversario, ha tirado lo que vulgarmente se conoce como la casa por la
ventana, y se mueve con un tráiler que a la postre será directamente el
escenario. Por lo que una vez llegan al sitio en el que van a actuar, ya está
todo prácticamente montado, luces, decorados, tres grandes pantallas en las que
en cada canción se crea un mundo diferente, incluso cuentan con dos ascensores
en la mitad del escenario, especial para ser usado en canciones románticas que
hacen levitar entre nubes de amor, y solo tienen que dar rienda a esa fuerza hidráulica, y marchosa, que mostraron hasta las tres de la mañana.
Son nueve artistas, que se
nota que no lo hacen solo por dinero. Viven de ello, al menos lo intentarán,
pero seguro que viven por ello. Si alguien quiere conocer sus nombres e historias, se puede dirigir a su página web (http://www.orquestanuevabanda.com/).
No, evidentemente el que esto escribe no va a ganar nada con ello, pero se
suele decir que es de bien nacidos ser agradecidos, y el momento que ayer viví difícilmente se me
va a olvidar, además, ni quiero, ya que si el Edén existe, se
parecerá bastante. Porque seguro que ese lugar, el Edén, donde quiera que esté, antes de entrar lo decoran cada uno de sus habitantes a su manera. No me
pregunten cómo, pero quizá son diferentes cabinas, como las que estaban ayer en
la mitad del escenario, y que llegaron muy cerquita de ese cielo nublado y
enamorado que aparecía en las pantallas.
Espero que el ayuntamiento
de Ortuella repita el año que viene
contratación, lo que hay que hacer cuando se acierta, como fue ayer el caso. Nunca vi la
plaza ni tan llena a las tres de la madrugada, ni tan entregada a ese rock
reivindicativo que a esas hora sonaba.
Por cierto, para esos espectadores, que
este vecino denomina como “verdulianos”, y que se preguntan si había mujeres en
el espectáculo. De los nueve artistas, porque lo son, que componen el grupo,
hay una mujer, muy joven, y con una gran voz. Es guapísima, pero eso debería de
sobrar, porque de sus compañeros seguro que no les interesa si lo son o no.
Si en algún momento se
enteran que “Orquesta Nueva Banda” está cerca de ustedes, vayan, porque incluso
creerán ver, en un momento dado, al mismísimo Michael Jackson.
*FOTOS: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA