Querida Ana:
Ya
perdonarás mi osadía por mandarte la presente, pero teniendo en
cuenta que eres la
tía honoris causa de
la mayoría de los jóvenes españoles, entre los veinte y los
treinta años, como supuesto cuñado tuyo, honoris causa también, me
he atrevido a dirigirte unas breves líneas.
Por
la televisión me he enterado de que ya ha llegado el verano con tus
fotografías que inauguran la temporada de baños.
Me
imagino que por aquello de los recortes, en tus fotos veraniegas de
este año, no hay mar, y puestos a no
haber,
no hay ni verdadera playa. De lo que no hay duda, es de que el verano
eres tú, porque la primavera hace muchos años que abandonaste, y el
otoño, y mucho menos el invierno, no existen para personas como tú.
Te
conocimos hace muchos años, más de los que quisieras reconocer.
Provienes de una familia de “posibles”, y has consolidado ese
estatus siendo la mujer de los posibles perpetuos.
“Voy a rodar una posible película, posiblemente a finales del mes
que viene, posiblemente con alguna estrella de relieve.”
En
el Hollywood que tanto admiras, serías el equivalente del personaje
de Gloria Swanson en “El crepúsculo de los dioses”, con más
caspa, menos locura y más cara dura.
Cada
vez que concedes una entrevista, porque los demás famosos, “dan
entrevistas”, y tú, sin embargo, las concedes, tengo la sensación
de que siempre te “quedas”, o vacilas, con todos, y para cuando
el resto de los mortales hemos llegado, tú, Ana para los cuñados, y
Anita para todos tus sobrinos, has vuelto cinco veces, y pese a tu
miopía, ves mucho más de lo que aparentas, especialmente en todo
tipo de negocios que el resto de los mortales ni podemos oler.
A
otras famosas, el tiempo les trata bien, pero en tu caso, tú tratas
al tiempo como quieres, y eso es, naturalmente a tu favor. Y mientras
muchos cuñados, antes eramos más jóvenes que tú, ahora admiramos
con envidia maligna, esa capacidad que tienes de jugar con el tiempo,
e intentar descubrir cómo es posible que cualquier día se dé el
caso de que hasta tus sobrinos sean mayores que tú.
Siempre
se te recordará como aquella persona que explicaba en páginas y más
páginas, tus intervenciones en películas americanas rodadas en
España, y que a la hora de su estreno, tus papeles no pasaban, como
mucho, de simples cameos. Y es que entre “cameo” y “camelo”
hay una delgada linea roja, la misma que entre contar no-verdades y
creérselo uno mismo.
De
todas maneras, Ana para los cuñados, y Anita para todos tus
sobrinos, siempre te querremos, porque todos hemos tenido una tía
excéntrica que nos alegraba el día con su mundo y sus historias,
fueran, o no, verdad.
Con
mucho cariño y admiración,
Este
vecino del mundo.
*FOTO: DE LA RED
*FOTO: DE LA RED