Uno de Septiembre y parece, al menos es el sentir de este
vecino del mundo, que ya se ha clausurado el verano, y lo que es peor
aún, sin la banda sonora del "Final del verano" del Dúo dinámico.
Un agosto que se puede resumir con un Plácido Domingo que han intentado, no se sabe bien en realidad quiénes pueden estar detrás, que
entre en barrena y que las élites de ese mundo, al que él ha puesto durante
muchos años su banda sonora operística, se resisten a dejarlo caer, no vaya a
ser el preludio de un efecto mariposa que ponga en solfa todo su mundillo de
oropeles y aparentes buenas maneras.
Un mes, este agosto que acaba de morir, en el que hemos
aprendido inglés, al menos a decir “Open Arms”, y sueco, a hacerse el, como
lo están haciendo la gran mayoría de países
que integran la Comunidad Económica Europea y su actitud con el problema de la
gente que llega huyendo en todo tipo de objeto supuestamente flotante.
Un mes canicular por excelencia que sin embargo, al menos
sentido por este vecino, lleno de frialdad no solo en lo concerniente al “comportamiento
europeo” con respecto a un problema humanitario, sino también a ese ir y venir
de la Familia Real para visitar a Juan Carlos I tras su triple bypass.
No se si
será esa foto de la Familia Real perfecta, perfectísima, y sin "fotochop", ante las puertas del Quirón (del que se resalta ya más el nombre propio que el que sea un hospital), o el
hecho de "estar de visita”, incluida la reina emérita.
Uno, que es muy mal pensado, y cada año que cumple lo es
más, no puede dejar de preguntarse a quién le habrá tocado el pasarse muchas
horas al lado del convaleciente. Más que nada porque así se sabría si lo ha
hecho por cariño o por el vil metal. Llámenme cotilla, pero el que esté libre
de pecado que tire la primera piedra…
*FOTO: DE LA RED