¿No os ha dado nunca la sensación de que no estáis
en el lugar que verdaderamente quisierais estar en ese mismo momento?
Son muy frecuentes, para este vecino del mundo,
los casos en que desearía estar en otro sitio, hacer otras cosas, y sin embargo
cuando estás haciendo eso, ya desea encontrarte en otro lugar.
No sé si será la expresión popular “eres un culo
de mal asiento” lo que le ocurra a este vecino, pero si buscamos dentro de
nosotros, “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”.
Y este vecino no se refiere a esos momentos en que
prefieres que te trague la tierra, porque a lo mejor estás sintiendo
vergüenza ajena, o incluso propia, sino a aquellos en que tras desear durante mucho
tiempo por ejemplo, visitar un sitio determinado, en realidad ya deseas
encontrarte en otro lugar.
Quizás sea verdad aquel pensamiento del escritor
Robert Louis Stevenson de que ”Yo no
viajo por ir a alguna parte, sino por ir. Por el hecho de viajar. La cuestión
es moverse”.
Y este vecino no se refiere solo al hecho físico
de viajar, sino también, y preferentemente, con la mente. Espero que este caso,
el de este vecino, no sea el primer caso de “cabeza de mal sombrero”, por denominarlo de alguna manera, porque creo que estará clarísimo que uno de los componentes principales, sino
el principal, de todo ésto es la ilusión, y quizás cuando se comienza algo,
algo deseado durante mucho tiempo, sea el momento de más ilusión, que no "ilusionante" como acostumbra a decirse ahora.
Ocurre lo mismo cuando uno “inaugura” el casillero
de sus vacaciones. La ilusión plena es el momento anterior a comenzarlas. Si el
lunes ya no tienes que ir a trabajar, para aquel que tenga trabajo, el fin de
semana anterior, es de los que se deben denominar “fin de semana glorioso”
Quizás, entonces, el verdadero tesoro sea “imaginar”,
y no lo “imaginado”. Incluso, según la tradición católica, todo empezó en el
Paraíso, y a todos nos gustaría nuestro paraíso particular, nuestro Xanadú
bíblico, pero una vez conseguido, seguro que le encontraríamos defectos, como
el costoso mantenimiento, o el cercarlo, el ponerle puertas al campo, más que
nada para que no haya tanta corriente.
Ya lo dijo el escritor Salman Rushdie: “El
lenguaje y la imaginación no pueden ser aprisionados”, y no hay mejor tesoro,
añade este vecino, que la libertad,
aunque sea para imaginar.
*ILUSTRACIÓN: DE LA RED