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jueves, 25 de mayo de 2017

PUESTO A DEFINIRME...


Puesto a definirme siempre he sido más bebedor de causas perdidas que domador de lobos solitarios, talador de sombras perpetuas a  buscador de porqués de tertulia.

Al describirme, siempre he preferido tatuarme un recuerdo en el alma, a curtirme un lema en la piel; hacer lo contrario de lo que había pensado tan solo cinco minutos antes, a seguir una  trayectoria eterna.

Nunca he sido coleccionista de diccionarios que casen con el tono de mi sofá, pero sí de tréboles nacidos en el jardín del Edén. Partidario de perderme en la oscuridad de tu mirada, a darle la vuelta a un cuadro, para encontrar más belleza.

Si he de reflejarme, me gusta más la soledad del alba al zenit de las costumbres impostadas; el mojarme, y decepcionarme, haciendo castillos en la arena que nunca van a subsistir, a conseguir una seguridad material.

Quizás el definirse, el definirme, en sí mismo, es una perdida de tiempo, pues supone el verse desde lejos, y eres lo que ves, lo que sientes, lo que piensas, pero también lo que descartas, tus miedos, tus desilusiones, y eso no se aprecia desde fuera,  sólo se sufre, y alimenta nuestras arrugas, nuestras úlceras, nuestras ojeras...

Puesto a desear, siempre he preferido aprender, a enseñar sometiendo, porque nadie tiene la verdad suprema, sino que la mayoría de las veces, deseamos, presentamos, una verdad maquillada que nos refuerce, que nos señale siendo nuestra coartada.

Quizás, y  nunca lo sepa, solo soy un rincón aburrido, una hoja que mejor fuera que estuviera en blanco, y no manchada y sucia por el odio de la autojustificación. 

En el mejor de los casos, tal vez solo he sido al final, un buen deseo que se dejó llevar por las malas compañías...

FOTO: DE LA RED


sábado, 7 de noviembre de 2015

EN ALGÚN LUGAR DE TU CORAZÓN


Hay textos que no dicen, no definen, sugieren; ojos que no miran, solo molestan; días que deslumbran y momentos para hacerse el ciego.

Días en los que el deseo monta en bicicleta, y es mejor perderlo que echarse a perder. Existen situaciones incontroladas para personas controlables, niños prodigio de padres confundidos; espejos vacíos en habitaciones llenas de soledad.

Las calles son laberintos de vidas desconocidas, casualidades vestidas con ropa nueva y zapatos de oferta; lugares públicos llenos de pensamientos privados.
Necesidad de sentirse libre para no confundirse en momentos de confusión. 

La vida no trata de lógica, sino de ganas; para seguir por nuevos laberintos de los que ignoras todo. Nuevas aventuras en forma de nuevas vidas, que abres para oler su perfume. Perfume con sabores afrutados que pueden recordar antiguos pasajes, ilusiones con arrugas.

La vida es un cuadro abstracto al que quieres tratar como una fotografía. Y la vida no tiene lógica, porque no es para verla, sino para sentirla. Como se ve un cuadro, con los ojos del alma, y desde lejos, para contemplarlo en su totalidad. La vida es una exposición temporal ante un público cambiante. Algunos desearán comprarte para explicarte a su manera. Otros querrán ignorarte aunque les gustes, porque saben que no puedes ser para ellos. Porque nunca se es para nadie, se es, y puede, que con alguien.

Hay textos que no son para leer, sino para oler con el sentimiento. Y dejarse llevar por sus aromas, en un viaje de ida, nunca de vuelta. Porque en todo viaje si tienes presente la vuelta, no disfrutarás. Un viaje, como la vida, no tiene que tener “peros” que te anclen, sino ansias por descubrir, por avanzar.


Hay textos que no son cerrados, sino que los abres para que te lleven a sitios insospechados, y que siempre al final estarán en algún lugar de tu corazón.

*CUADRO: "AINARA Y COMPAÑÍA"
 AUTOR: PATXIPE