Lo
mismo que cuando a una persona le empiezan a hacer muchos homenajes,
puede llegar a pensar que es porque le quedan cinco minutos de vida,
también da que pensar esa fiebre de ciertos fabricantes por
promocionar sus productos con anuncios en forma de homenaje, y esta
vez es uno dedicado a la tercera edad.
Vaya
por delante de que el anuncio que ha lanzado estos días una compañía
alimentaria, la misma que hizo otros dos con la mayoría de los
humoristas españoles, es profesionalmente perfecto, e incluso
entrañable, pero engañoso.
Durante
las diferentes escenas cuidadosamente retratadas se nos presenta a
unas personas totalmente desenfadadas y cuya única preocupación es
el disfrutar al máximo de su vida, lo cual a este vecino del mundo
le parece muy bien, faltaría más. Lo que ocurre es que si existe la
idea del homenaje intrínseco en el anuncio, también se merecen
algunas escenas los famosos yayo-flautas, porque los abuelos del
anuncio solo
luchan
por obtener la mejor habitación del hotel.
De
refilón se habla de los nietos, pero no se menciona a esos abuelos
que son una especie de “comodín” para todo problema, incluso ya
para utilizar su sueldo en pagar los gastos del resto de la
familia.
Da
una sensación durante el visado del citado anuncio, de que los
jubilados viven en una
nube,
o en
un planeta dulce
solo para ellos, y desgraciadamente, especialmente en estos últimos
años, no es así.
¿Dónde
están esas personas mayores esperando anhelantes el final de mes
para volver a coger un poco de aire en forma de unos cuantos euros
para poder seguir respirando?
Es
un anuncio con mucho truco y poca verdad.
No
será este vecino el que mande censurar esta publicidad, ni ninguna
otra, porque no me gusta la censura para nada, pero lo mismo que
siempre que se lanza un producto de este tipo al mercado, siempre hay
alguna asociación de algo, que se queja, no me extrañaría que
alguna asociación de pasteleros, por ejemplo, se queje por haber
edulcorado
al máximo un producto que debería de haberse cuidado más para
digestiones problemáticas, y no lanzar luces de neón en un paisaje
en el que tristemente ahora domina el gris, con el fin de “cegar”
la realidad, y ese no es el camino.
Si
la idea era hacer un homenaje a la tercera edad, hay que ser
realistas, porque lo mismo que en el caso de querer haber rodado el
cuento de
Caperucita Roja,
hubiera sido imperdonable el olvidarse del “lobo”, en este caso
es imperdonable el no homenajear a todo ese colectivo que está
sufriendo por el recorte de sus pensiones y para el que llegar a
final de mes es como atravesar un desierto de incomprensión. O, siendo crueles, ¿es que ellos no pueden llegar a comprar esos productos?
*ANUNCIO: DE LA RED