Este vecino del mundo hoy
está muy triste.
Con días como el de ayer (cuatro
atentados en cuatro países diferentes de tres continentes, con más de sesenta
muertos y muchísimos heridos) se suele decir que es un día para olvidar, pero
eso es precisamente lo que no hay que hacer, olvidar, lo cual no significa que
nos dejemos llevar por nuestros instintos, muy al contrario.
Pero tampoco hay que olvidar
el comportamiento de los medios de comunicación. Este vecino del mundo, que a
medida que pasan los años no se acostumbra con las imágenes violentas, sino muy
al contrario, aunque sean de una película y sepa que son fingidas, vivió ayer,
y sin ser advertido, una orgía televisiva en el que se mezclaban imágenes de
ayer mismo, en especial fotos de la playa en Túnez, con imágenes de reclutados
terroristas tanto en acción como en entrenamiento.
Antes al menos, se solía
advertir con la frase “las imágenes que vamos a emitir a continuación pueden
herir su sensibilidad”, pero lo de ayer fue como un gran buffet de violencia en
el que solo lo podías tomar, porque para cuando lo querías dejar ya había pasado
todo concentrado.
El concepto histórico de “guerra”
hace tiempo que cambió y ahora se utiliza por decirlo de alguna manera, y para
que se le entienda a este vecino del
mundo, una especie de guerra de guerrillas, aunque las guerrillas estén
compuestos por dos o tres individuos, que lo que en realidad buscan es eco en
los medios de comunicación para que se amplíe el poder de sus hechos, y lo de
ayer, vaya que sí se amplió…
Personalmente creo que las imágenes
de gente ya inerte sobre la playa, en Túnez concretamente, creo que sobraban, y
no solo por los espectadores, sino por esa misma persona y sus familiares. Y no
me vale que luego se diga, como ocurrió en el 11M, que YA NO SE VAN A EMITIR
MÁS, porque ya se ha hecho.
Ahora vendrá el típico
listillo, mezclando churras con merinas y me dirá que voy en contra de la
libertad de expresión, cuando es más que evidente que este vecino la está “usando”
desde el primer momento, pero sobre todo las imágenes, esas que siempre se han
dicho que valen más que mil palabras, convendría restringirlas, tanto por la
intimidad de las mismas víctimas como por sus familias, porque en cierta manera
se está haciendo el “caldo gordo” al autor de los atentados.
*FOTO: DE LA RED