-Y
tú, ¿qué miras?
Esa
es la pregunta que se harían ayer millones de telespectadores, al
ver las imágenes que abrían todos los informativos españoles, en
las que el Señor Bretón, aunque lo de señor ha demostrado con
creces que le sobra, escuchaba la decisión del jurado declarándole
culpable del asesinato de sus dos hijos de corta edad.
Una
sensación de aislamiento es lo que se puede deducir de esos ojos
anclados en la distancia del odio, porque el odio aísla y crea un
mundo paralelo donde impera el
porque sí, porque lo digo yo.
Unos
ojos que han querido ver la traslación del posible problema de los
padres, en unos hijos que además llevaban sus mismos nombres, como
en un intento de cerrar el círculo.
Cualquier
animal, de cualquier especie, protege a sus crías, sin embargo en
este caso, José Bretón, los ha utilizado, según dictaminó ayer el
jurado nombrado al efecto, para tomarse la revancha de su infierno
interior.
Desde
que el hombre es hombre, nos hemos preguntado si el infierno existe,
y ayer se demostró que existe en el interior de ciertas personas que
se anteponen ellas mismas, a todo lo demás. Su vida, quedó
tremendamente claro en las imágenes de ayer, que está volcada en
vivir y recordar el pasado; un ayer, por supuesto, diseñado por él
y por sus excusas que le dan una especie de patente
de corso para
disponer de la vida de aquellos a quienes tenía que haber querido,
pero que solo eran una herramienta de castigo para el amor que
renegó de él.
Una
persona se puede hacer más grande cuando utiliza sus sentimientos
como pasaporte para el bien. Sin embargo, el Señor Bretón ha
demostrado ser una especie de Emperador
del mundo oscuro,
donde el corazón no existe, y se paga no lo que has hecho sino lo
que él decide que tú has tenido que hacer para que él se sienta de
esa manera.
José
Bretón, es un manipulador de situaciones, y creador de mundos
paralelos cargados de razones y motivos para él, y donde los demás
no valen nada.
El
Hannibal Lecter de las novelas y del cine, es un personaje que rezuma
odio y venganza, pero José Bretón no siente nada porque es incapaz
de sentir, y culpa a los demás de estar en la nada, cuando es él el
que tristemente ha creado nada de la vida.
Y
durante mucho tiempo me seguiré preguntando, porque ni lo entiendo,
ni lo entenderé: -Y
tú, ¿qué miras?
*FOTO: DE LA RED.