Que el donostiarra es específicamente mirón quedó ayer
demostrado con creces ante el espectáculo de luz, muy poca por cierto, y sonido,
que el
temporal, y la alerta roja, nos brindaron en una especie de prolongación
del ambiente carnavalero de los días anteriores.
Estamos, porque este vecino se incluye aunque en realidad
es un agregado, moldeados de tal manera que todo lo convertimos en Concurso
Internacional de Fuegos Artificiales, y raro es el donostiarra que al
amanecer o al atardecer, no se congregara a lo largo de una de sus playas para
contemplar el poder de la naturaleza en todo su esplendor. Hay que decir que
este vecino, cada vez que las olas o bien rompían en la costa o en cualquiera
de los puentes de la ciudad, echó de menos el ¡ohhhhhhh! con que se
jalea cualquier “japonesa” cuando explosiona durante la Semana Grande.
Como a este vecino siempre le gusta, como buen cinéfilo,
poner la cámara en diferentes ángulos para crear otras perspectivas, buen día
también para los denominados amigos de lo ajeno, pues muchos
domicilios estarían vacíos de sus moradores, y no le extrañaría que haya
aumentado, desgraciadamente, los damnificados por los ladrones, y en este caso,
aunque quizás lo pudiera parecer, este vecino no está hablando de las
denominadas “preferentes”, que también es otro tipo de robo, aunque los
presuntos culpables de esto último llevan corbata y su foto en lugar de estar
en un archivo policial, seguro que está en alguna orla, o “adornando” varias
directivas empresariales.
Por cierto, ayer este vecino y ayudado por información
conseguida por internet,consiguió llevar acabo uno de los nuevos doce trabajos de Hércules,
si éste se reencarnara en héroe de carne y hueso.
En los tiempos del consumismo
por el consumismo, y el tirar todo por conseguir algo más moderno, este vecino
consiguió encontrar en Donosti, a uno de los últimos reparadores de paraguas, especie
prácticamente en extinción. Se encuentra en Padre Larroca, 9, Gros, un
bajo pequeñito, y aunque esto último parece una redundancia, es así.
Tras expresar mi alegría por encontrarle, en unas breves
palabras me expresó el gran mal que las tiendas de chinos, y sus precios, han causado para su sector. Aunque este vecino le dio su opinión de que con los
tiempos duros de crisis, a más de uno le vendría bien conocer su dirección,
especialmente teniendo en cuenta que cada vez hay más gente que, aunque se
vista de Guzzi, no le hace ascos, y cada vez más, a lo “baratuzzi".
*FOTOS: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA