Hoy este vecino del mundo va
a hablar de esa frase tan nuestra como es “siempre hay un roto para un descosido”.
Puede parecer muy simple,
pero quizás nuestras vidas, y más hoy en día, en época de crisis, aunque se
quiera maquillar porque se avecinan nuevas elecciones, se pueden basar en este
principio tan básico. Y quizás, si las frases
hechas tuvieran familiares, serían primos de “Virgencita que me quede como estoy”.
“Los mileuristas”, aquellos
que ya pasaron a la historia como los primeros de la degradación de nuestros
derechos, en realidad pueden parecer millonarios a ojos de quien encuentra
ahora trabajo. Siempre hay un roto para un descosido.
Ese pasajero, del que se ha
hablado en los medios de comunicación, que en un vuelo con la ruta Gdanksk
(Polonia)-Londres, en pleno aterrizaje le cayó en su regazo el marco de la
ventanilla. En manos de un buen publicista, cualquier día de estos nos
enteramos que la compañía tiene como nuevo lema: “Más cerca de la naturaleza”.
Y es que quizás, el roto y el descosido
sean cuñados de “a grandes males, grandes remedios”.
O, pensar que todo lo mal que
le ha tratado “el Bernabeu” a Don Iker Casillas, en el fondo le vendrá bien, y
así podrá aprender portugués.
Esos célebres botellones,
que aunque manchan, y mucho, nuestros parques, vendrán bien a otros parques, éstos,
de limpieza, concretamente a sus accionistas, dando a estas empresas otra razón de ser. Sin olvidar, a esas grandes cadenas de supermercados, cuyas ventas tuvieron que aumentar, y mucho, con la nueva, en su momento, moda, en detrimento de
locales especializados, como los propios bares.
La vida está llena de esos
giros inesperados teñidos de rotos y descosidos. ¿Uno de los más célebres?
Que por un descuido se te “cuele”, que ya es colar, un hongo, y descubras la “Penicilina”.
Lo que recuerda a este vecino, que ese “siempre hay un roto para un descosido”,
también es primo hermano de “por casualidad”, y de la cultura de la
improvisación, que mucho tiene de nuestro carácter latino.
*FOTO: DE LA RED